Desde este blog lleno de recuerdos rescatados y de momentos de jubilosa actualidad, como los triunfos que han alcanzado nuestras nuevas generaciones de deportistas, quiero, - como la inmensa mayoría de los que celebran estas tradicionales fiestas de Diciembre -, que las de este 2010 transcurran con toda la paz posible y con mucha, mucha salud y que esos anhelos se mantengan, también, para el 2011.
Para los que se estén preguntando el porqué de este título de hoy, si mis deseos para todos son los mejores, les diré que se debe a que un sector de compañeras y sus familias no van a pasar, precisamente, una de sus más felices fiestas. Me refiero a las de Marichu Hernández, cuya madre falleció hace casi dos meses; a la de Conchy Ramírez, que nos dejó, sorpresivamente, el pasado 26 de Noviembre y a la de Marga Máiquez, que perdió a su madre también, ayer, día 23, y después de muchas semanas luchando con la enfermedad. Así como a su padre, D. Enrique (q.e.p.d.), sí tuve el gusto de tratarlo cuando formé parte del Tenerife Krystal, a Dña. Margarita no llegué a conocerla, pero a través de la bondad que su hija emana por todos sus poros, puedo suponer que esa hermosa cualidad que la caracteriza, tiene que provenir, necesariamente, de los genes y el ejemplo de sus progenitores.
No es difícil imaginar, después de haberlas acompañado en su dolor, que estas fechas tan apropiadas para pasarlas con los más cercanos, no van a ayudarlas demasiado a asimilar la pérdida del ser querido y, aunque ya se lo expresé a todas en su día, les reitero mi cariño y las animo a que recuperen la normalidad de sus vidas lo antes posible. A lo mejor y a pesar de su significado, el momento más idóneo sea el que proporcionan estos días tan especiales, porque estoy segura de que allí donde se encuentren las que las han dejado, desde allí, - decía -, se alegrarán de que retomen sus costumbres rodeados de sus hermanos, hijos, marido y tíos y recordando las situaciones felices que, durante muchas Navidades, debieron vivir juntos.
Queridas compañeras y amigas, queridas familias tengan la seguridad de que yo también las llevo y las llevaré a ustedes, siempre, en mi recuerdo. No sólo en estas fechas entrañables.
Como homenaje gráfico vayan dos imágenes de alegría: la del reencuentro de parte de las gloriosas jugadoras del Kriytal, en casa de Marga, en los primeros días de Octubre pasado, y también la de una celebración del inicio de temporada del OM de 1970-71, en las instalaciones de la firma patrocinadora.
Para los que se estén preguntando el porqué de este título de hoy, si mis deseos para todos son los mejores, les diré que se debe a que un sector de compañeras y sus familias no van a pasar, precisamente, una de sus más felices fiestas. Me refiero a las de Marichu Hernández, cuya madre falleció hace casi dos meses; a la de Conchy Ramírez, que nos dejó, sorpresivamente, el pasado 26 de Noviembre y a la de Marga Máiquez, que perdió a su madre también, ayer, día 23, y después de muchas semanas luchando con la enfermedad. Así como a su padre, D. Enrique (q.e.p.d.), sí tuve el gusto de tratarlo cuando formé parte del Tenerife Krystal, a Dña. Margarita no llegué a conocerla, pero a través de la bondad que su hija emana por todos sus poros, puedo suponer que esa hermosa cualidad que la caracteriza, tiene que provenir, necesariamente, de los genes y el ejemplo de sus progenitores.
No es difícil imaginar, después de haberlas acompañado en su dolor, que estas fechas tan apropiadas para pasarlas con los más cercanos, no van a ayudarlas demasiado a asimilar la pérdida del ser querido y, aunque ya se lo expresé a todas en su día, les reitero mi cariño y las animo a que recuperen la normalidad de sus vidas lo antes posible. A lo mejor y a pesar de su significado, el momento más idóneo sea el que proporcionan estos días tan especiales, porque estoy segura de que allí donde se encuentren las que las han dejado, desde allí, - decía -, se alegrarán de que retomen sus costumbres rodeados de sus hermanos, hijos, marido y tíos y recordando las situaciones felices que, durante muchas Navidades, debieron vivir juntos.
Queridas compañeras y amigas, queridas familias tengan la seguridad de que yo también las llevo y las llevaré a ustedes, siempre, en mi recuerdo. No sólo en estas fechas entrañables.
Como homenaje gráfico vayan dos imágenes de alegría: la del reencuentro de parte de las gloriosas jugadoras del Kriytal, en casa de Marga, en los primeros días de Octubre pasado, y también la de una celebración del inicio de temporada del OM de 1970-71, en las instalaciones de la firma patrocinadora.