Hoy, poco antes de colgar esta nueva entrada, recibí una llamada de Conchy Marrero, una de mis compañeras. Lo hacía para darme la triste noticia de que, hacía muy poco, acababa de morir la madre de Marichu Hernández. La mala nueva me impresionó, porque no sabía que pudiera estar enferma. Cuando nos reunimos en casa de Marga Máiquez y le pregunté a Marichu por ella, nos dijo que estaba muy bien, y con la vitalidad y energía que la caracterizaban. Siempre mantuvimos una estupenda relación, tanto en los años del Krystal como después de retirarme del baloncesto. Solía verla, con frecuencia, en el Mercado de Santa Cruz y, en todo momento, se interesó por cómo me iba, y me informaba de cómo andaban los suyos. También la recuerdo como una de nuestras fans más incondicionales, acudiendo a los partidos en que jugaban sus hijos y pendiente de todos. En especial, de Marichu. Y, ahora, como ley de vida en las buenas personas - y Marichu lo es en gran cantidad -, ella lo estuvo de su madre, día y noche, y hasta sus últimos momentos. Desde aquí, quiero expresarle a mi querida compañera, que siento mucho su desaparición. A Maruja, como le gustaba que la llamáramos, no la olvidaremos nunca. Que descanse en paz.
Una vez cumplido el deber moral, vuelvo al relato deportivo y antes de recordar lo más interesan
Una vez cumplido el deber moral, vuelvo al relato deportivo y antes de recordar lo más interesan
te de esta ronda, quisiera dejar constancia de que la primera la cerramos con una alegría: la de haber ganado nuestro primer encuentro como visitantes. Fue en Alcoy, preciosa ciudad interior de la provincia de Alicante y en la que tuve el gusto de permanecer, en la temporada 72-73 y durante una semana, para celebrar allí la II Copa del Generalísimo. Es un lugar al que le tengo un especial cariño, por la doble coincidencia de haber ganado con el Krystal, el primer partido fuera, al Esclavas de Alcoy en la División de Honor, y también por haber logrado, frente al Águilas de Bilbao, nuestra primera victoria en una Fase final nacional, en la época en que, como OM, acudíamos a esa competición en calidad de Campeonas de Canarias. Lo cuento con más detalle en el post ¡Por primera
vez!. Con el Krystal fue una visita relámpago, como todas las de la máxima categoría, pero de la que nos trajimos ese primer triunfo. Lo hicimos por 40 a 43 y, aunque el tanteo fue algo pobre, nos dejó muy buen sabor de boca.Centrándome ya en los once partidos correspondientes a la segunda vuelta de esta temporada 76-77, decirles que lo mejor estuvo en el apartado del basket-average. Lo superamos en seis de los encuentros que habíamos perdido en la ronda inicial y que fueron los jugados con el Tabacalera, el Medicina Hispalense, el Hispano Francés, el C.R.E.F.F., el Medina de Lérida y el Medina de San Sebastián, todos ganados en nuestra cancha en esta segunda oportunidad. El único partido en el que no pudimos enjugar la diferencia fue el celebrado con el L´Oreal, al que habíamos vencido en casa, pero por una cantidad de puntos menor que la que ellas nos hicieron en su feudo madrileño. Sólo nos vencieron los tres conjuntos que, al final, quedaron en los primeros puestos: Celta, Evax y Mataró. Al equipo alicantino, el Esclavas de Alcoy, volvimos a ganarle, pero con un resultado de apisonadora: 81 a 33, casi 50 puntos de diferencia. Este partido y este tanteo final pusieron el broche de oro a nuestro debut en la categoría de honor femenina. Algunos de estos encuentros estuvieron acompañados de circunstancias dignas de rescatar y, a continuación, se las cuento.
En el inicial de esta ronda, el jugado con el Tabacalera, hubo un detalle que sorprendió a los aficionados y a la prensa: en las camisetas de las jugadoras, aparecía en su espalda, el nombre de cada una. De los que, hasta el momento, nos habían visitado, era el único que lo llevaba. Nosotras ya lo habíamos visto en la visita a su cancha y a mí, en especial, no me extrañó, porque este conjunto fue pionero, también, en el tipo de vestuario con que se equipaban. En la temporada 69-70, el OM, en la fase final nacional, se enfrentó al Tabaquero de La Coruña (que más tarde cambiaría el nombre por el de Tabacalera), y allí también llamó la atención por vestir un traje de una sola pieza, ajustado, de falda muy corta, sin mangas, en rojo y negro y también luciendo sus nombres. Toda una novedad que se salía del clásico camiseta y falda plisada, que, en la 1ª División, se sustituyó por pantalones muy cortos, en todos los conjuntos.
Otra situación insólita que vivimos fue en nuestro partido de ida con el Medina de Lérida. Por lo que supimos, los árbitros leridanos no inspiraban confianza alguna a los equipos de la zona y el Medina solicitó colegiados neutrales, para dirigir el encuentro con nosotras.
Nuestro último desplazamiento de esta temporada, fue a Barcelona para jugar con el Evax. En esta ocasión, hubo un cúmulo de acontecimientos que hace necesario dedicar toda una entrada para contarlo y que será la siguiente a ésta que ya concluyo.
Como siempre, las imágenes que acompañan son alusivas a los partidos comentados. La fotografía en color, se hizo por fuera de las instalaciones deportivas donde jugamos con el equipo del Esclavas de Alcoy, y que cerró la primera vuelta. El resto de ilustraciones, son titulares de algunos de los encuentros de esta ronda.
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