La temporada 73-74 terminó con un balance bastante negativo para aquel grupo humano, aficionado y practicante del baloncesto, que, durante muchos años, formó un equipo con diferentes nombres. Fue campeón imbatido de Canarias desde el año 1966 hasta el 1973. Primero como el Mª Auxiliadora que sucedió al que fuera Campeón de España de la 2ª División Nacional, en la temporada 65-66. Después, como DISA Disbón y, por último, como OM. Con el patrocinio de estas siglas automovilísticas, se mantuvo desde el 69 hasta el 74 y fue antes de comenzar la 74-75, cuando esta empresa declinó su continuidad con nosotros.
Para esta decisión, seguramente, coincidieron dos factores. Del primero fuimos únicos responsables y fue el relativo a los malos resultados que, poco a poco, estábamos teniendo. El segundo, ajeno a nuestra acción directa, pudo ser el de la crisis que llegó a este país como consecuencia de una enorme y dura subida del precio del barril del petróleo, impuesta por la OPEP (Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo, más Egipto y Siria). Estas naciones acordaron no exportar más petróleo a los países que habían respaldado a Israel en su enfrentamiento con sirios y egipcios. Esta medida incluyó a Estados Unidos y a sus aliados de Europa Occidental, entre los que estaba España. El aumento del precio, unido a la gran dependencia que tenía el mundo industrializado del petróleo de la OPEP, provocó un fuerte efecto inflacionista y una reducción importante de la actividad económica de los países afectados.
Creo recordar que las jugadoras, al menos, nunca supimos todos los motivos por los que la OM dejó de patrocinarnos. Mucho tiempo después y con la perspectiva que va dando el paso del tiempo y los conocimientos que se van adquiriendo, llegamos a la conclusión de que algo debió de influir, también, aquella crisis petrolera del 74.
La pérdida de aquella tutela comercial supuso para nosotros la apertura de un panorama bien negro y algunos de nuestras “pesos pesados” optaron por retirarse de la actividad deportiva. Fue el caso de las hermanas Hernández Gutiérrez, Mary Pily y Mª Reyes. La primera, porque se casaba y la segunda, porque su carrera de Medicina avanzaba y los estudios le exigían, cada vez, más dedicación. El resto de veteranas, constituido por Ángeles, Marta, Vicky, Mary Carmen, Charo y Elena, se pronunció por seguir jugando, si se encontraba alguna institución o empresa que quisiera darles su nombre.
Jerónimo, como siempre que nos vimos en situaciones parecidas, tocó en todas las puertas posibles, pero la sombra de la comentada crisis impidió contar con ningún respaldo empresarial. En última instancia, pidió ayuda a la Sección Femenina, a pesar de que, en su día, este organismo del extinto régimen franquista, denunció a dos de las antiguas componentes del legendario Mª Auxiliadora que el formó y entrenó, de rebeldes y de falsificadoras de sus edades, ante la Federación de Baloncesto. Denuncia, por cierto, totalmente infundada y que dejó exentas de sanción alguna a las jugadoras. A aquella mala experiencia con la citada Sección, Jeromo antepuso el deseo de sus pupilas, de continuar jugando. Habló con Cecilia Hernández, coordinadora de todos los conjuntos Medina que existían en Canarias y dependían de la Sección, y llegaron a un acuerdo.
Ese acuerdo se materializó en la formación de un nuevo Medina Santa Teresa con cinco de las seis componentes del desaparecido OM y cinco del Santa Teresa originario y que ya había participado en ligas anteriores. Éstas últimas fueron Juany Hernández, C. Delia García Farráiz, M. Carmen González, M. Carmen Sánchez y Nelva Estévez. En algunos partidos puntuales, las junior de ambos conjuntos iniciales, también formaron parte de las alineaciones. Con el resto de integrantes, más Elena Agulló como importante refuerzo, se organizó otro grupo para la competición, el Medina Chaxiraxi.
En esta temporada, la Federación Nacional reestructuró las categorías femeninas y Canarias fue incluida en una 2ª División. Se formaron doce equipos, de los que siete eran Medinas. Esa demostración de poderío en la participación de conjuntos deportivos, debió de ser la muestra de los últimos estertores de un régimen dictatorial que ya agonizaba, después de casi cuarenta años imperando, y a nosotras, que queríamos seguir jugando a toda costa, no nos quedó más remedio que formar parte de esos estertores. En aquel momento, debimos aplicar esa máxima filosófica de que “El fin justifica los medios”.
Visto con la mirada de quien madura con el paso de los años, hay que agradecer la disposición que la representante de la Sección Femenina mostró siempre para negociar nuestra participación. Cecilia era una persona muy discreta y equilibrada, pionera en la práctica de varios deportes y muy experimentada, que supo unir, con su inteligencia y mano izquierda, lo que le convenía a la organización que representaba y lo que nos convenía a nosotros. Fue, además, Delegada del equipo y siempre la recordaré con su engañosa apariencia de mujer seria y distante, pero que, a medida que nos fuimos conociendo, resultó ser muy cercana, detallista y entrañable. No sé qué ha sido de ella, si vive o se ha ido ya para siempre. Para mí, ha sido de esas personas con las que me gustaría volver a encontrarme para, juntas, recuperar aquellos tiempos en una buena charla.
Una sola foto ilustra esta crónica, la que recoge a aquel renovado Medina Santa Teresa, aunque faltan en ella la Delegada, Cecilia, y Mary Carmen González. Además de las del OM, en la fila superior, junto a Jeromo está M. Carmen Sánchez y en la de abajo, de izquierda a derecha, Juany Hernández, C.Delia García y Nelva Estévez. La imagen en blanco y negro impide saber los colores del equipaje y describirlo ayudará a imaginarlo. Consistía en una camiseta tipo polo, de color amarillo naranja, muy alegre, y falda corta tableada, escocesa y de colores rojo, verde, blanco y negro en el dibujo de sus líneas y cuadros. También dispusimos de camisetas rojas y blancas. El chandall era verde oscuro con doble cinta blanca a lo largo de las mangas de la chaqueta y las piernas del pantalón.
En otra entrada, completaré los avatares de esta nueva experiencia con nuevo nombre. Queda mucho por contar, porque se pasó de la posibilidad de desaparecer para la competición a ser, otra vez, serias aspirantes al campeonato regional. Pero, como les digo, continuaré próximamente…
Para esta decisión, seguramente, coincidieron dos factores. Del primero fuimos únicos responsables y fue el relativo a los malos resultados que, poco a poco, estábamos teniendo. El segundo, ajeno a nuestra acción directa, pudo ser el de la crisis que llegó a este país como consecuencia de una enorme y dura subida del precio del barril del petróleo, impuesta por la OPEP (Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo, más Egipto y Siria). Estas naciones acordaron no exportar más petróleo a los países que habían respaldado a Israel en su enfrentamiento con sirios y egipcios. Esta medida incluyó a Estados Unidos y a sus aliados de Europa Occidental, entre los que estaba España. El aumento del precio, unido a la gran dependencia que tenía el mundo industrializado del petróleo de la OPEP, provocó un fuerte efecto inflacionista y una reducción importante de la actividad económica de los países afectados.
Creo recordar que las jugadoras, al menos, nunca supimos todos los motivos por los que la OM dejó de patrocinarnos. Mucho tiempo después y con la perspectiva que va dando el paso del tiempo y los conocimientos que se van adquiriendo, llegamos a la conclusión de que algo debió de influir, también, aquella crisis petrolera del 74.
La pérdida de aquella tutela comercial supuso para nosotros la apertura de un panorama bien negro y algunos de nuestras “pesos pesados” optaron por retirarse de la actividad deportiva. Fue el caso de las hermanas Hernández Gutiérrez, Mary Pily y Mª Reyes. La primera, porque se casaba y la segunda, porque su carrera de Medicina avanzaba y los estudios le exigían, cada vez, más dedicación. El resto de veteranas, constituido por Ángeles, Marta, Vicky, Mary Carmen, Charo y Elena, se pronunció por seguir jugando, si se encontraba alguna institución o empresa que quisiera darles su nombre.
Jerónimo, como siempre que nos vimos en situaciones parecidas, tocó en todas las puertas posibles, pero la sombra de la comentada crisis impidió contar con ningún respaldo empresarial. En última instancia, pidió ayuda a la Sección Femenina, a pesar de que, en su día, este organismo del extinto régimen franquista, denunció a dos de las antiguas componentes del legendario Mª Auxiliadora que el formó y entrenó, de rebeldes y de falsificadoras de sus edades, ante la Federación de Baloncesto. Denuncia, por cierto, totalmente infundada y que dejó exentas de sanción alguna a las jugadoras. A aquella mala experiencia con la citada Sección, Jeromo antepuso el deseo de sus pupilas, de continuar jugando. Habló con Cecilia Hernández, coordinadora de todos los conjuntos Medina que existían en Canarias y dependían de la Sección, y llegaron a un acuerdo.
Ese acuerdo se materializó en la formación de un nuevo Medina Santa Teresa con cinco de las seis componentes del desaparecido OM y cinco del Santa Teresa originario y que ya había participado en ligas anteriores. Éstas últimas fueron Juany Hernández, C. Delia García Farráiz, M. Carmen González, M. Carmen Sánchez y Nelva Estévez. En algunos partidos puntuales, las junior de ambos conjuntos iniciales, también formaron parte de las alineaciones. Con el resto de integrantes, más Elena Agulló como importante refuerzo, se organizó otro grupo para la competición, el Medina Chaxiraxi.
En esta temporada, la Federación Nacional reestructuró las categorías femeninas y Canarias fue incluida en una 2ª División. Se formaron doce equipos, de los que siete eran Medinas. Esa demostración de poderío en la participación de conjuntos deportivos, debió de ser la muestra de los últimos estertores de un régimen dictatorial que ya agonizaba, después de casi cuarenta años imperando, y a nosotras, que queríamos seguir jugando a toda costa, no nos quedó más remedio que formar parte de esos estertores. En aquel momento, debimos aplicar esa máxima filosófica de que “El fin justifica los medios”.
Visto con la mirada de quien madura con el paso de los años, hay que agradecer la disposición que la representante de la Sección Femenina mostró siempre para negociar nuestra participación. Cecilia era una persona muy discreta y equilibrada, pionera en la práctica de varios deportes y muy experimentada, que supo unir, con su inteligencia y mano izquierda, lo que le convenía a la organización que representaba y lo que nos convenía a nosotros. Fue, además, Delegada del equipo y siempre la recordaré con su engañosa apariencia de mujer seria y distante, pero que, a medida que nos fuimos conociendo, resultó ser muy cercana, detallista y entrañable. No sé qué ha sido de ella, si vive o se ha ido ya para siempre. Para mí, ha sido de esas personas con las que me gustaría volver a encontrarme para, juntas, recuperar aquellos tiempos en una buena charla.
Una sola foto ilustra esta crónica, la que recoge a aquel renovado Medina Santa Teresa, aunque faltan en ella la Delegada, Cecilia, y Mary Carmen González. Además de las del OM, en la fila superior, junto a Jeromo está M. Carmen Sánchez y en la de abajo, de izquierda a derecha, Juany Hernández, C.Delia García y Nelva Estévez. La imagen en blanco y negro impide saber los colores del equipaje y describirlo ayudará a imaginarlo. Consistía en una camiseta tipo polo, de color amarillo naranja, muy alegre, y falda corta tableada, escocesa y de colores rojo, verde, blanco y negro en el dibujo de sus líneas y cuadros. También dispusimos de camisetas rojas y blancas. El chandall era verde oscuro con doble cinta blanca a lo largo de las mangas de la chaqueta y las piernas del pantalón.
En otra entrada, completaré los avatares de esta nueva experiencia con nuevo nombre. Queda mucho por contar, porque se pasó de la posibilidad de desaparecer para la competición a ser, otra vez, serias aspirantes al campeonato regional. Pero, como les digo, continuaré próximamente…
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