Finales del verano de 1973. Un par de semanas de preparación física y contacto con el balón, para cerrar unas merecidas vacaciones. Mes de Septiembre. Urbanización Santa Ana, frente al complejo de Ten-Bel, en el Sur de Tenerife. Allí comenzó nuestro trabajo competitivo para estrenar la nueva temporada. Y lo anecdótico es que fue de nosotras contra nosotras. Me explico. Un sexteto OM “A” y un quinteto OM “B”.
La organización empresarial Costavío S.L., para inaugurar una cancha polideportiva que había construido dentro de su territorio turístico y celebrar la reciente apertura de la Autovía del Sur, organizó el I Trofeo Costa del Silencio, nombre que se da a toda esa gran zona sureña. Para ello, invitaron a nuestro equipo, a una selección masculina de Tenerife reforzada por algunos jugadores de aquel glorioso Náutico de la Primera División Nacional y al resto de componentes de ese mismo equipo. El OM ganador fue el “A”, integrado por Vicky Rancel, Ángeles García, Mary Carmen Gutiérrez, Elena Agulló, Consuelo Gómez Reñasco (“Puchy” para los amigos) y Elena Borges, hermana de Charo y una de las tres junior que pertenecían al grupo. En los varones, el trofeo lo consiguió la Selección tinerfeña.
En esta temporada, fueron bajas en nuestro conjunto Conchy Ramírez y Antonia Gimeno, que ficharon como jugadoras y entrenadoras del Fanta Asunción, equipo debutante en la Liga. Como Delegado, contaron con D. Kenan, padre de Conchy. Fueron suplidas por dos de nuestras junior: Ana Lidia Batista y “Puchy” Gómez Reñasco, ya mencionada antes. Para los que no lo sepan, esta última compañera es la madre de nuestro NBA, Sergio Rodríguez, y está claro de dónde le viene la casta al muchacho… Las dos procedían de la cantera dominica, al igual que algunas de sus veteranas antecesoras.
Por enésimo año, el factor cancha volvió a ser el problema de los inicios. Anduvimos de prestado en la pista del Palais Royal, antiguo mercado de Santa Cruz construido en 1851 y en 1992 reconvertido en la Sala de Arte La Recova que conocemos hoy. También, en alguna ocasión puntual, en las instalaciones del Náutico y, por fin, en la del Hogar Escuela, volviendo de nuevo a nuestros orígenes, cual hijo pródigo que retorna a su casa de siempre. Es de justicia hacer un homenaje, desde aquí, a la orden religiosa salesiana, propietaria del lugar, por la buena disposición que siempre tuvo para acogernos cuando lo necesitamos. Ese gusto por ayudar y apoyar al baloncesto femenino lo han demostrado a lo largo del tiempo. No en balde, tiene la Escuela de Baloncesto Hogar Escuela-Cajacanarias, de larga trayectoria ya y que garantiza una importante cantera para nutrir a los estupendos equipos escolares y federados que poseen en distintas categorías.
La competición oficial comenzó con la celebración del Trofeo Antonia Camacho, una especie de Copa Apertura que ganamos en el partido final al Medina Santa Teresa, por 68 a 21. Una semana después, empezó la liga provincial con seis equipos participantes: Medina Santa Cruz, Medina Santa Teresa, Fanta Asunción y el nuestro, por la capital; Ucanca Gómez Baeza, por el Puerto de la Cruz, y el Medina de la Victoria de Acentejo.
Por primera vez y después de una hegemonía de ocho temporadas como campeonas del torneo, dejamos de serlo en esta ocasión. El conjunto que se estrenaba en la categoría, el Fanta Asunción de Antonia y Conchy, fue el único que nos ganó y lo hizo en los dos encuentros programados. El primero tuvo lugar en su cancha, con un resultado de 36 a 25, ¡once puntos de diferencia!. La mayor altura de muchas de sus jugadoras y la fuerza de un grupo muy joven, le pudieron a la experiencia y la veteranía que, además, no contó con su jugadora más alta y excelente defensora, Vicky Rancel, lesionada días antes. La segunda derrota, en la pista del Hogar Escuela, fue aún más decepcionante, porque estábamos todas y era nuestro feudo. El Fanta venció por 37 a 39, después de una segunda parte muy eficaz, en la que enjugaron los diez puntos que tenían en contra al final del primer tiempo. No sólo no superamos la renta de los puntos que tenían a su favor, sino que le aportamos dos más.
En la Liga regional, también ganaron los dos encuentros con el líder de la otra provincia, proclamándose campeonas invictas del Archipiélago y, como consecuencia, el derecho a participar en la Fase Nacional, celebrada en Madrid. Si la proeza del Fanta Asunción se hubiera producido en la actualidad, los medios de comunicación especializados le hubieran dado el título de Equipo Revelación de la temporada.
Por contra, había llegado nuestro ocaso y el momento del relevo. Lo ocurrido fue un serio aviso que llevó a replantearnos el futuro de nuestro conjunto. La continuidad para la temporada 74-75 era un dilema que estaba por despejar y que les contaré en una próxima entrada.
En las fotos de hoy, se muestra al OM “A” y “B”, en el Trofeo Costa del Silencio; al Fanta Asunción que nos ganó y dos momentos de juego de cada uno de los partidos en los que fuimos derrotadas por este equipo.
La organización empresarial Costavío S.L., para inaugurar una cancha polideportiva que había construido dentro de su territorio turístico y celebrar la reciente apertura de la Autovía del Sur, organizó el I Trofeo Costa del Silencio, nombre que se da a toda esa gran zona sureña. Para ello, invitaron a nuestro equipo, a una selección masculina de Tenerife reforzada por algunos jugadores de aquel glorioso Náutico de la Primera División Nacional y al resto de componentes de ese mismo equipo. El OM ganador fue el “A”, integrado por Vicky Rancel, Ángeles García, Mary Carmen Gutiérrez, Elena Agulló, Consuelo Gómez Reñasco (“Puchy” para los amigos) y Elena Borges, hermana de Charo y una de las tres junior que pertenecían al grupo. En los varones, el trofeo lo consiguió la Selección tinerfeña.
En esta temporada, fueron bajas en nuestro conjunto Conchy Ramírez y Antonia Gimeno, que ficharon como jugadoras y entrenadoras del Fanta Asunción, equipo debutante en la Liga. Como Delegado, contaron con D. Kenan, padre de Conchy. Fueron suplidas por dos de nuestras junior: Ana Lidia Batista y “Puchy” Gómez Reñasco, ya mencionada antes. Para los que no lo sepan, esta última compañera es la madre de nuestro NBA, Sergio Rodríguez, y está claro de dónde le viene la casta al muchacho… Las dos procedían de la cantera dominica, al igual que algunas de sus veteranas antecesoras.
Por enésimo año, el factor cancha volvió a ser el problema de los inicios. Anduvimos de prestado en la pista del Palais Royal, antiguo mercado de Santa Cruz construido en 1851 y en 1992 reconvertido en la Sala de Arte La Recova que conocemos hoy. También, en alguna ocasión puntual, en las instalaciones del Náutico y, por fin, en la del Hogar Escuela, volviendo de nuevo a nuestros orígenes, cual hijo pródigo que retorna a su casa de siempre. Es de justicia hacer un homenaje, desde aquí, a la orden religiosa salesiana, propietaria del lugar, por la buena disposición que siempre tuvo para acogernos cuando lo necesitamos. Ese gusto por ayudar y apoyar al baloncesto femenino lo han demostrado a lo largo del tiempo. No en balde, tiene la Escuela de Baloncesto Hogar Escuela-Cajacanarias, de larga trayectoria ya y que garantiza una importante cantera para nutrir a los estupendos equipos escolares y federados que poseen en distintas categorías.
La competición oficial comenzó con la celebración del Trofeo Antonia Camacho, una especie de Copa Apertura que ganamos en el partido final al Medina Santa Teresa, por 68 a 21. Una semana después, empezó la liga provincial con seis equipos participantes: Medina Santa Cruz, Medina Santa Teresa, Fanta Asunción y el nuestro, por la capital; Ucanca Gómez Baeza, por el Puerto de la Cruz, y el Medina de la Victoria de Acentejo.
Por primera vez y después de una hegemonía de ocho temporadas como campeonas del torneo, dejamos de serlo en esta ocasión. El conjunto que se estrenaba en la categoría, el Fanta Asunción de Antonia y Conchy, fue el único que nos ganó y lo hizo en los dos encuentros programados. El primero tuvo lugar en su cancha, con un resultado de 36 a 25, ¡once puntos de diferencia!. La mayor altura de muchas de sus jugadoras y la fuerza de un grupo muy joven, le pudieron a la experiencia y la veteranía que, además, no contó con su jugadora más alta y excelente defensora, Vicky Rancel, lesionada días antes. La segunda derrota, en la pista del Hogar Escuela, fue aún más decepcionante, porque estábamos todas y era nuestro feudo. El Fanta venció por 37 a 39, después de una segunda parte muy eficaz, en la que enjugaron los diez puntos que tenían en contra al final del primer tiempo. No sólo no superamos la renta de los puntos que tenían a su favor, sino que le aportamos dos más.
En la Liga regional, también ganaron los dos encuentros con el líder de la otra provincia, proclamándose campeonas invictas del Archipiélago y, como consecuencia, el derecho a participar en la Fase Nacional, celebrada en Madrid. Si la proeza del Fanta Asunción se hubiera producido en la actualidad, los medios de comunicación especializados le hubieran dado el título de Equipo Revelación de la temporada.
Por contra, había llegado nuestro ocaso y el momento del relevo. Lo ocurrido fue un serio aviso que llevó a replantearnos el futuro de nuestro conjunto. La continuidad para la temporada 74-75 era un dilema que estaba por despejar y que les contaré en una próxima entrada.
En las fotos de hoy, se muestra al OM “A” y “B”, en el Trofeo Costa del Silencio; al Fanta Asunción que nos ganó y dos momentos de juego de cada uno de los partidos en los que fuimos derrotadas por este equipo.
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