Hago un alto en el camino de exprimir la memoria deportiva, para dedicar esta entrada de hoy a tres apartados: deseos, agradecimientos y observaciones.
El primero, dadas las fechas, es previsible. Desde aquí, desear a los que leen este blog y también a los que no lo leen, o sea, a todo el mundo, que este año sea mejor que el pasado. Pero, si no lo fuera, que por lo menos, no sea peor. Que la salud, la paz, el amor y el bienestar material les acompañen y que, aunque sean tópicos, no dejan de ser la base de la vida a la que todos aspiramos.
En el segundo, quisiera agradecer a mis compañeras de aquellos tiempos del baloncesto (glorias también, pero no viejas; esa distinción sólo la tengo yo), la ayuda que me prestan confirmándome datos y facilitándome fotografías, reseñas, artículos y crónicas periodísticas, que me permiten enriquecer los recuerdos que aún mantengo, de aquellas experiencias compartidas con ellas. Gracias, pues, Ángeles, Mary Pily, Angelita, Vicky… y cualquier otra con la que pueda contar para próximos relatos.
En el capítulo de las observaciones, completar mi entrada anterior con una reflexión que sentí que debía hacer cuando la releí, una vez publicada. Generalmente, la renovación de los equipos de cualquier deporte, suele tener un precio y la nuestra no iba a ser la excepción. La plantilla, con respecto al desaparecido Mª Auxiliadora, sólo mantuvo a cuatro de aquellas campeonas de dos temporadas anteriores: Ángeles, Conchy, Angelita y Mary Pily. El resto era prácticamente novato en ligas, tanto regionales como nacionales. El entrenador, Juan José R. Pinto, también se estrenaba en esas responsabilidades y, todo ello, contribuyó a lo esperado. En cualquier caso, la vuelta a los ruedos de la alta competición, bajo el nombre de una empresa que se implicó en apoyar la práctica de un deporte por un grupo de jóvenes mujeres, contribuyó a que todos, jugadoras, entrenador y directivos, siguieran peleando, madurando y mejorando día a día. Ese hecho quedó patente, no en la clasificación final de aquella Fase de 1969, sino en el juego mostrado partido a partido y que, como ya dije, se recogió en las crónicas de la prensa deportiva nacional de entonces.
Por último, indicar que la imagen que complementa este post, corresponde a la presentación del partido celebrado entre nuestro equipo y el C.R.E.F.F., de Madrid, en las instalaciones del Canoe. El conjunto madrileño fue, en esa temporada de 1968-69 y en las siguientes, Campeón nacional y base de la Selección Española Femenina absoluta de aquellos años.
El primero, dadas las fechas, es previsible. Desde aquí, desear a los que leen este blog y también a los que no lo leen, o sea, a todo el mundo, que este año sea mejor que el pasado. Pero, si no lo fuera, que por lo menos, no sea peor. Que la salud, la paz, el amor y el bienestar material les acompañen y que, aunque sean tópicos, no dejan de ser la base de la vida a la que todos aspiramos.
En el segundo, quisiera agradecer a mis compañeras de aquellos tiempos del baloncesto (glorias también, pero no viejas; esa distinción sólo la tengo yo), la ayuda que me prestan confirmándome datos y facilitándome fotografías, reseñas, artículos y crónicas periodísticas, que me permiten enriquecer los recuerdos que aún mantengo, de aquellas experiencias compartidas con ellas. Gracias, pues, Ángeles, Mary Pily, Angelita, Vicky… y cualquier otra con la que pueda contar para próximos relatos.
En el capítulo de las observaciones, completar mi entrada anterior con una reflexión que sentí que debía hacer cuando la releí, una vez publicada. Generalmente, la renovación de los equipos de cualquier deporte, suele tener un precio y la nuestra no iba a ser la excepción. La plantilla, con respecto al desaparecido Mª Auxiliadora, sólo mantuvo a cuatro de aquellas campeonas de dos temporadas anteriores: Ángeles, Conchy, Angelita y Mary Pily. El resto era prácticamente novato en ligas, tanto regionales como nacionales. El entrenador, Juan José R. Pinto, también se estrenaba en esas responsabilidades y, todo ello, contribuyó a lo esperado. En cualquier caso, la vuelta a los ruedos de la alta competición, bajo el nombre de una empresa que se implicó en apoyar la práctica de un deporte por un grupo de jóvenes mujeres, contribuyó a que todos, jugadoras, entrenador y directivos, siguieran peleando, madurando y mejorando día a día. Ese hecho quedó patente, no en la clasificación final de aquella Fase de 1969, sino en el juego mostrado partido a partido y que, como ya dije, se recogió en las crónicas de la prensa deportiva nacional de entonces.
Por último, indicar que la imagen que complementa este post, corresponde a la presentación del partido celebrado entre nuestro equipo y el C.R.E.F.F., de Madrid, en las instalaciones del Canoe. El conjunto madrileño fue, en esa temporada de 1968-69 y en las siguientes, Campeón nacional y base de la Selección Española Femenina absoluta de aquellos años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario