Hasta el momento, todo lo relatado puede catalogarse de hechos oficiales, de acontecimientos y personajes recogidos en las hemerotecas. A partir de ahora, serán los recuerdos personales, los que perviven en la memoria de quien los cuenta, los que irán dibujando las líneas de este blog, intercalados, seguramente, con hechos conservados también, en los papeles de la prensa de la época.
Mi andadura deportiva de veinte intensos años en el baloncesto, comenzó en el Colegio. Fue más por curiosidad que por una vocación definida. Cuando tenía 14 años, desde la balconada alta del edificio, veía, en el patio, cómo un grupo de compañeras de mi curso y de cursos superiores, aprendían los fundamentos de este deporte, enseñadas por Pancho Monje, uno de los mejores jugadores de aquel Náutico que, unos años más tarde, subió a la 1ª División masculina.
Recuerdo que las posturas que adoptaban para hacer los ejercicios prácticos de la técnica, me resultaban ridículas y me producían risa. Por ejemplo, las de defensa del contrario, las de arrancada botando el balón, las de tiros al aro… Todas me parecían muy forzadas y poco naturales. Pero, como nunca debemos decir “De esta agua, no beberé”, yo, por si acaso, no lo dije y, al año siguiente, en 5º curso, me vi formando parte del equipo de mi clase, practicando aquello de lo que tanto me reía y descubriendo lo necesarios y útiles que eran esos ejercicios para jugar bien al baloncesto.
Mi primer entrenador se llamaba Domingo Sicilia, era muy joven y muy alto y jugaba en el Hernán Imperio, donde lo hacía muy bien. Como jugadoras del equipo, fichamos Ana Mª Maceda, Ligia Suárez, Isabel Duque, Carmen Aranguren, Carmen Delia Tejera, Elia Quintero, Charo Borges y Lourdes Gómez. Nos inscribimos en el torneo escolar de entonces y competimos como Dominicas B, porque también intervenía el conjunto de las mayores, que, lógicamente, lo hacían como Dominicas A. También participaban los equipos de La Pureza, Asunción, y Mª Auxiliadora.
Al final del torneo, quedamos las últimas y pagamos, sobre todo, nuestra inexperiencia, mientras que las del A, que eran muy buenas, fueron subcampeonas, detrás del campeonísimo Mª Auxiliadora.
De aquella liga, conservo una auténtica reliquia de la que da fe la imagen que acompaña a este post. Es el acta original de uno de los partidos celebrados. Se recoge en un impreso oficial encabezado con la identificación del organismo responsable de la competición, que era la Delegación Nacional de Educación Física de la Sección Femenina de F.E.T. y de las J.O.N.S.. Debajo de este largo rótulo, aparece la palabra BALONCESTO y, bajo ésta y en la misma línea, Campeonato XVII, Fase Provincial, Lugar de celebración, cancha del Ideal Cinema y, más abajo, la relación de las jugadoras de los equipos contendientes que, en este caso, son Dominicas B contra Dominicas A. El encuentro se jugó el 9 de Noviembre de 1962; la categoría, Juventudes y los árbitros, Víctor Rojas (q.e.p.d.) y Alejandro Puertas. Las jugadoras del B, son ocho, mientras que en el A, aparecen trece. El resultado del partido fue de ¡diecisiete-doce! a favor del Dominicas A. Bastante menos que el de un encuentro de balonmano de estos días.
Como una curiosidad más, decirles que la cancha mencionada era el patio de butacas de un cine de verano al aire libre, que existía en la parte alta de la calle San Francisco Javier, en el tramo comprendido entre las calles Méndez Núñez y Doctor Guigou. Durante muchos años, fue sede de torneos y campo de entrenamiento de unos cuantos equipos de baloncesto tanto femeninos como masculinos. Hoy, en su lugar, existe un edificio de viviendas.
Mi andadura deportiva de veinte intensos años en el baloncesto, comenzó en el Colegio. Fue más por curiosidad que por una vocación definida. Cuando tenía 14 años, desde la balconada alta del edificio, veía, en el patio, cómo un grupo de compañeras de mi curso y de cursos superiores, aprendían los fundamentos de este deporte, enseñadas por Pancho Monje, uno de los mejores jugadores de aquel Náutico que, unos años más tarde, subió a la 1ª División masculina.
Recuerdo que las posturas que adoptaban para hacer los ejercicios prácticos de la técnica, me resultaban ridículas y me producían risa. Por ejemplo, las de defensa del contrario, las de arrancada botando el balón, las de tiros al aro… Todas me parecían muy forzadas y poco naturales. Pero, como nunca debemos decir “De esta agua, no beberé”, yo, por si acaso, no lo dije y, al año siguiente, en 5º curso, me vi formando parte del equipo de mi clase, practicando aquello de lo que tanto me reía y descubriendo lo necesarios y útiles que eran esos ejercicios para jugar bien al baloncesto.
Mi primer entrenador se llamaba Domingo Sicilia, era muy joven y muy alto y jugaba en el Hernán Imperio, donde lo hacía muy bien. Como jugadoras del equipo, fichamos Ana Mª Maceda, Ligia Suárez, Isabel Duque, Carmen Aranguren, Carmen Delia Tejera, Elia Quintero, Charo Borges y Lourdes Gómez. Nos inscribimos en el torneo escolar de entonces y competimos como Dominicas B, porque también intervenía el conjunto de las mayores, que, lógicamente, lo hacían como Dominicas A. También participaban los equipos de La Pureza, Asunción, y Mª Auxiliadora.
Al final del torneo, quedamos las últimas y pagamos, sobre todo, nuestra inexperiencia, mientras que las del A, que eran muy buenas, fueron subcampeonas, detrás del campeonísimo Mª Auxiliadora.
De aquella liga, conservo una auténtica reliquia de la que da fe la imagen que acompaña a este post. Es el acta original de uno de los partidos celebrados. Se recoge en un impreso oficial encabezado con la identificación del organismo responsable de la competición, que era la Delegación Nacional de Educación Física de la Sección Femenina de F.E.T. y de las J.O.N.S.. Debajo de este largo rótulo, aparece la palabra BALONCESTO y, bajo ésta y en la misma línea, Campeonato XVII, Fase Provincial, Lugar de celebración, cancha del Ideal Cinema y, más abajo, la relación de las jugadoras de los equipos contendientes que, en este caso, son Dominicas B contra Dominicas A. El encuentro se jugó el 9 de Noviembre de 1962; la categoría, Juventudes y los árbitros, Víctor Rojas (q.e.p.d.) y Alejandro Puertas. Las jugadoras del B, son ocho, mientras que en el A, aparecen trece. El resultado del partido fue de ¡diecisiete-doce! a favor del Dominicas A. Bastante menos que el de un encuentro de balonmano de estos días.
Como una curiosidad más, decirles que la cancha mencionada era el patio de butacas de un cine de verano al aire libre, que existía en la parte alta de la calle San Francisco Javier, en el tramo comprendido entre las calles Méndez Núñez y Doctor Guigou. Durante muchos años, fue sede de torneos y campo de entrenamiento de unos cuantos equipos de baloncesto tanto femeninos como masculinos. Hoy, en su lugar, existe un edificio de viviendas.
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