jueves, 1 de octubre de 2009

El alma mater


Como adelantaba en la entrada precedente, el alma mater de aquel gran equipo y del baloncesto femenino de estas tierras y de aquellos años, se llamaba Jerónimo Foronda Monje.
Natural de la Villa de Arafo, nació el 6 de Diciembre de 1940, se licenció en Derecho por la Universidad de La Laguna, trabajó mucho tiempo como Gestor administrativo y su enorme vocación, desde muy joven hasta sus últimos días, fue el baloncesto. Falleció a la edad de 57 años, el 20 de Enero de 1998, en Santa Cruz de Tenerife.
Estos podrían ser los datos precisos y escuetos para una mínima presentación de cualquier ciudadano de este mundo. Pero resulta que Jerónimo Foronda no era un ciudadano cualquiera y esa fría información está muy lejos de reflejar quién fue y lo que él supuso para muchos de nosotros.
"Jeromo", afectuoso diminutivo conque le distinguíamos de otros Jerónimos, nuestro compañero, entrenador, amigo y maestro fue y sigue siendo una de las personas más entrañables y carismáticas con las que una puede tener el privilegio de encontrarse a lo largo de su vida y, además, estoy convencida de no ser la única que piensa de esta manera.
Al aficionado que ahora se inicia en este deporte de nuestros amores y a los miles de jóvenes practicantes que no le conocieron y que sólo puede que sepan de él que fue un buen entrenador de baloncesto, quiero decirles que también fue un excelente jugador ocupando las posiciones de base o de escolta, que desde su puesto de director del juego constituyó lo que hoy llamamos un magnífico pasador y, por ello, un especialista pionero en asistencias, muchas veces, espectaculares.
Como entrenador, fue riguroso, estricto, duro y exigente dentro de la cancha, conocedor profundo de los fundamentos de este deporte, transmitiendo su impecable técnica individual a todos los que quisiéramos adquirirla. Fuera de la pista de competición, era cordial, dialogante y muy comprensivo. Siempre buscó y procuró la mejor relación humana entre todos los componentes de sus equipos, tanto femeninos como masculinos, convencido de que la unión en el juego nacía, se construía y consolidaba en los ratos de convivencia para el ocio, la charla distendida y la conversación reflexiva.
Compartir con Jerónimo y Ángeles, su mujer,- mi querida compañera y amiga de tantos años de equipos en común-, muchas horas de buenos y malos momentos, de ratos y partidas de póker irrepetibles con amigos de toda la vida, de revivir las bromas sanas que nos dedicábamos en nuestros desplazamientos a la Península para participar en los Campeonatos... Haber tenido el privilegio de compartir todo eso, de poder contar con la lección de vida que ellos, personas especiales, han supuesto para mí, es algo que siempre recordaré.
Para completar este perfil del inolvidable Jeromo, vuelvo a los datos fríos y objetivos que también hablan de su constante dedicación a este bello deporte. Fue jugador y entrenador de equipos masculinos de 2ª División, como el Canarias, de La Laguna y del Hernán Imperio, el Kaiser Náutico y el D.I.S.A., todos de Santa Cruz. Como entrenador de conjuntos femeninos, lo fue del laureado Mª Auxiliadora y de los sucesores de éste, el DISA, el OM y el Medina Santa Teresa, todos de la 2ª División también y que fueron campeones regionales de sus respectivas ligas y temporadas de juego, clasificándolos para participar en las Fases finales, que se celebraban siempre en la Península. Además, dio clases de baloncesto y organizó muchos equipos escolares en los colegios capitalinos del Hogar Escuela (cuna del campeón nacional Mª Auxiliadora), Asunción y Dominicas Vistabella
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