Hoy, 19 de Enero, hace exactamente un año y cinco meses que me atreví a abrir este blog que ahora voy a cerrar. Llegó el día en que estos relatos que nacieron con el único propósito de recuperar los hechos, las vicisitudes, las alegrías, las decepciones, los buenos momentos... de un grupo de enamorados del baloncesto femenino, se han terminado. Como lo expreso en la entradilla que preside esta bitácora, así me gustaría acabarla: con la misma declaración de intenciones y con el placer de haber cumplido la misión que me propuse aquel 19 de Agosto de 2009. Las memorias de esta vieja gloria (disculpándome por lo de gloria) han llegado a su fin.
Después del 22 de Abril, me dediqué exclusivamente a mi trabajo de dar clase en el Hispano inglés y a preparar las oposiciones para una plaza en la enseñanza pública. No dejé de hacer deporte y procuraba caminar, correr y nadar en Las Teresitas, casi a diario. De vez en cuando, si se terciaba un dos pa´dos o un tres pa´tres, allí estaba yo, dispuesta a matar el eterno gusanillo. Dos años después, me encontré con la oportunidad de aprender a jugar al tenis, otro de mis deportes más queridos. Lo conseguí y estuve practicándolo más de quince años. Incluso, intervine en unos cuantos torneos, pero descubrí que mi afán competitivo ya estaba suficientemente saciado con casi veinte de básquet, y dejé de hacerlo. Sólo el recrudecimiento de las numerosas y viejas lesiones que había sufrido con un deporte tan duro y de continuo impacto, como el de la canasta, hizo que tuviera que renunciar, también, al de la raqueta . Hoy, sólo puedo caminar y nadar, y lo hago muy a gusto.
Estuve alejada del mundo del baloncesto hasta que obtuve las plazas a las que opositaba, en el 79 y el 80. La consecuencia de aquella preparación fue que perdí todo contacto con mis últimas compañeras. Sabía de ellas a través de la prensa, pero, en 1981, Antonia volvió a ponerse en contacto conmigo para invitarme a formar parte de la Directiva del club de aquella temporada 81-82, y acepté. Fui Vocal y también ejercí de Delegada en algunos desplazamientos a la Península. Resultó una experiencia muy interesante y, aunque la plantilla de entonces estaba bastante renovada, fue una alegría reencontrarme con las que jugué hasta 1978, y aún continuaban haciéndolo.
Para completar este balance sobre mi vida después de la retirada, sólo me resta hacer otro, algo más frío, sobre los apartados que han constituido este blog que hoy finaliza.
Han sido 57 las entradas que he publicado y no todas referidas, exclusivamente, a los recuerdos. Los acontecimientos que en estos diecisiete meses se han producido, aconsejaron interrumpir el hilo conductor de la memoria y hacer altos en el camino para celebrar un campeonato del mundo de selecciones nacionales de fútbol, de la mano (mejor, de la cabeza y de los pies) de nuestros futbolistas españoles, y una medalla de bronce, con brillo de oro, en la confrontación mundial también, de nuestras representantes femeninas del baloncesto. Otra interrupción fue para dar cuenta del inesperado y feliz reencuentro con mis últimas compañeras de faena deportiva, las niñas del Krystal. Y la más triste de todas fue para dedicar un post al recuerdo de Conchy Ramírez, que se nos marchó, para siempre, a finales de noviembre pasado. Fue, ciertamente, muy doloroso. Pero, asimismo, un deber hacerlo.
El complemento gráfico lo pusieron 149 fotografías. La gran mayoría, procedentes de mi modesta colección y, muy pocas, de la Gran Red. A las fotos, les acompañaron 17 titulares y 6 reseñas de la prensa especializada, que escaneé de los recortes de periódicos locales y nacionales que conservo junto a ellas.
Otro componente fundamental de cualquier blog es el apartado de los comentarios y aquí he tenido el gusto de contar con 30, aunque nunca esperé que fuera a tener ni uno solo. Por esta razón, mi agradecimiento es mucho mayor hacia quienes tuvieron la amable deferencia de hacerlos.
Otro hecho, - más incontable que contable -, es el de las veces que me puse en contacto con algunas de mis antiguas compañeras para pedirles ayuda y, con ellas, precisar y contrastar detalles que mi memoria podía tener algo desdibujados. Para todas, también mi recuerdo agradecido y mi dedicatoria especial de esta bitácora que hoy cierra sus puertas.
Por último, contabilizar también una inesperada colaboración: la ofrecida por el blog BASKETMANÍA, hermano de éste por el mismo amor, propiedad del periodista especializado en baloncesto, D. Agustín Arias, y quien se hizo eco de la existencia del mío, en su página del periódico El Día, de esta capital. El Sr. Arias, además, tuvo a bien reproducir, entre los artículos de su blog, 13 de mis entradas y quiero agradecerle, una vez más y desde aquí, el que lo haya hecho. Algunas de ellas están acompañadas de comentarios de muchos de sus seguidores a los que deseo, igualmente, darles las gracias de todo corazón.
Se han acabado, pues, las historias de un tiempo del baloncesto femenino casi prehistórico. Probablemente, para algunos puedan parecer increíbles, mientras que para otros habrán resultado muy familiares. Desde aquí, me gustaría invitar a otras compañeras, que continuaron jugando y poseen una magnífica documentación, a base de fotos y recortes de prensa sobre lo que fue el Krystal en los años siguientes, a que se animen y hagan algo similar a lo que yo concluyo hoy. A que nos cuenten las historias que ellas vivieron y protagonizaron y, así, tener una visión más amplia en el tiempo, de cómo se mantuvo la División de Honor femenina en nuestra tierra.
Yo, ya he terminado las mías, y sólo me queda complementar esta última mostrando, de nuevo, las fotografías de todos los equipos de los que formé parte y de los que, ahora y siempre, me siento muy orgullosa. Ha sido un verdadero honor pertenecer a todos ellos y estar junto a todas estas grandes personas, - además de buenas deportistas -, que han sido y son mis compañeras, entrenadores, delegadas y delegados.
Las organizo cronológicamente, de izquierda a derecha y de arriba a abajo, comenzando con el Mª Auxiliadora de 1966-67, intercalando las de la Selección Española de 1971 y una pequeña representación del equipo universitario de Filosofía y Letras de La Laguna de la temporada 71-72, y terminando con el Tenerife Krystal de 1976.
Para todos ellos, el mejor y más preciado de mis recuerdos. A todos ellos y a todos los que tan gentilmente han tenido la paciencia de seguir estas narraciones, de todo corazón, adiós y hasta siempre.
Después del 22 de Abril, me dediqué exclusivamente a mi trabajo de dar clase en el Hispano inglés y a preparar las oposiciones para una plaza en la enseñanza pública. No dejé de hacer deporte y procuraba caminar, correr y nadar en Las Teresitas, casi a diario. De vez en cuando, si se terciaba un dos pa´dos o un tres pa´tres, allí estaba yo, dispuesta a matar el eterno gusanillo. Dos años después, me encontré con la oportunidad de aprender a jugar al tenis, otro de mis deportes más queridos. Lo conseguí y estuve practicándolo más de quince años. Incluso, intervine en unos cuantos torneos, pero descubrí que mi afán competitivo ya estaba suficientemente saciado con casi veinte de básquet, y dejé de hacerlo. Sólo el recrudecimiento de las numerosas y viejas lesiones que había sufrido con un deporte tan duro y de continuo impacto, como el de la canasta, hizo que tuviera que renunciar, también, al de la raqueta . Hoy, sólo puedo caminar y nadar, y lo hago muy a gusto.
Estuve alejada del mundo del baloncesto hasta que obtuve las plazas a las que opositaba, en el 79 y el 80. La consecuencia de aquella preparación fue que perdí todo contacto con mis últimas compañeras. Sabía de ellas a través de la prensa, pero, en 1981, Antonia volvió a ponerse en contacto conmigo para invitarme a formar parte de la Directiva del club de aquella temporada 81-82, y acepté. Fui Vocal y también ejercí de Delegada en algunos desplazamientos a la Península. Resultó una experiencia muy interesante y, aunque la plantilla de entonces estaba bastante renovada, fue una alegría reencontrarme con las que jugué hasta 1978, y aún continuaban haciéndolo.
Para completar este balance sobre mi vida después de la retirada, sólo me resta hacer otro, algo más frío, sobre los apartados que han constituido este blog que hoy finaliza.
Han sido 57 las entradas que he publicado y no todas referidas, exclusivamente, a los recuerdos. Los acontecimientos que en estos diecisiete meses se han producido, aconsejaron interrumpir el hilo conductor de la memoria y hacer altos en el camino para celebrar un campeonato del mundo de selecciones nacionales de fútbol, de la mano (mejor, de la cabeza y de los pies) de nuestros futbolistas españoles, y una medalla de bronce, con brillo de oro, en la confrontación mundial también, de nuestras representantes femeninas del baloncesto. Otra interrupción fue para dar cuenta del inesperado y feliz reencuentro con mis últimas compañeras de faena deportiva, las niñas del Krystal. Y la más triste de todas fue para dedicar un post al recuerdo de Conchy Ramírez, que se nos marchó, para siempre, a finales de noviembre pasado. Fue, ciertamente, muy doloroso. Pero, asimismo, un deber hacerlo.
El complemento gráfico lo pusieron 149 fotografías. La gran mayoría, procedentes de mi modesta colección y, muy pocas, de la Gran Red. A las fotos, les acompañaron 17 titulares y 6 reseñas de la prensa especializada, que escaneé de los recortes de periódicos locales y nacionales que conservo junto a ellas.
Otro componente fundamental de cualquier blog es el apartado de los comentarios y aquí he tenido el gusto de contar con 30, aunque nunca esperé que fuera a tener ni uno solo. Por esta razón, mi agradecimiento es mucho mayor hacia quienes tuvieron la amable deferencia de hacerlos.
Otro hecho, - más incontable que contable -, es el de las veces que me puse en contacto con algunas de mis antiguas compañeras para pedirles ayuda y, con ellas, precisar y contrastar detalles que mi memoria podía tener algo desdibujados. Para todas, también mi recuerdo agradecido y mi dedicatoria especial de esta bitácora que hoy cierra sus puertas.
Por último, contabilizar también una inesperada colaboración: la ofrecida por el blog BASKETMANÍA, hermano de éste por el mismo amor, propiedad del periodista especializado en baloncesto, D. Agustín Arias, y quien se hizo eco de la existencia del mío, en su página del periódico El Día, de esta capital. El Sr. Arias, además, tuvo a bien reproducir, entre los artículos de su blog, 13 de mis entradas y quiero agradecerle, una vez más y desde aquí, el que lo haya hecho. Algunas de ellas están acompañadas de comentarios de muchos de sus seguidores a los que deseo, igualmente, darles las gracias de todo corazón.
Se han acabado, pues, las historias de un tiempo del baloncesto femenino casi prehistórico. Probablemente, para algunos puedan parecer increíbles, mientras que para otros habrán resultado muy familiares. Desde aquí, me gustaría invitar a otras compañeras, que continuaron jugando y poseen una magnífica documentación, a base de fotos y recortes de prensa sobre lo que fue el Krystal en los años siguientes, a que se animen y hagan algo similar a lo que yo concluyo hoy. A que nos cuenten las historias que ellas vivieron y protagonizaron y, así, tener una visión más amplia en el tiempo, de cómo se mantuvo la División de Honor femenina en nuestra tierra.
Yo, ya he terminado las mías, y sólo me queda complementar esta última mostrando, de nuevo, las fotografías de todos los equipos de los que formé parte y de los que, ahora y siempre, me siento muy orgullosa. Ha sido un verdadero honor pertenecer a todos ellos y estar junto a todas estas grandes personas, - además de buenas deportistas -, que han sido y son mis compañeras, entrenadores, delegadas y delegados.
Las organizo cronológicamente, de izquierda a derecha y de arriba a abajo, comenzando con el Mª Auxiliadora de 1966-67, intercalando las de la Selección Española de 1971 y una pequeña representación del equipo universitario de Filosofía y Letras de La Laguna de la temporada 71-72, y terminando con el Tenerife Krystal de 1976.
Para todos ellos, el mejor y más preciado de mis recuerdos. A todos ellos y a todos los que tan gentilmente han tenido la paciencia de seguir estas narraciones, de todo corazón, adiós y hasta siempre.