lunes, 30 de noviembre de 2009

Puras "amateurs"

¿Recuerdan ustedes que en el post dedicado a las campeonas, decía que para poder cubrir los gastos de una semana más en Madrid, por lo de la fase de ascenso fantasma, tuvieron que pedir ayuda a sus familias y a las empresas e instituciones locales?. Pues, para que este mismo equipo, gran campeón de la 2ª División Nacional, pudiera continuar en activo en la siguiente temporada, la de 1966-67, hubo que seguir pidiendo las mismas ayudas. Las monjas del Colegio sólo afrontaban el gasto de una parte del vestuario deportivo y de parte del traslado a Las Palmas, si se quedaba líder de esta provincia, y la Federación sufragaba el de la Península, si se llegaba a campeón regional. En lo referente a la vestimenta propia del equipo, lo que era el calzado y el chandall corrían de nuestra cuenta, por lo que, cada una, se buscaba la vida para comprarlos.
Yo pertenezco a una familia muy numerosa (muy habitual en aquellos tiempos), soy la mayor y no podía ni debía generar más gastos de los imprescindibles, dentro de una economía familiar muy ajustada. Además, siempre he sido muy independiente y, aunque pudiera contar con la ayuda de mis padres, todo lo que fueran mis aficiones quería afrontarlo yo sola. Este afán de independencia hizo que, desde los 16 años, compaginara los estudios con impartir clases particulares. Así pues, cuando entré a formar parte del Mª Auxiliadora, continué con esa práctica para disponer de unas pesetas, de aquel entonces, con las que adquirir las prendas del equipamiento que no podían darnos. Recuerdo que algunas compramos un chandall de color azul cyan con amplias mangas blancas, muy bonito, de buena calidad y que nos duró mucho tiempo. En cuanto al calzado, cada una se hizo con las botas que creyó conveniente, aunque tampoco había mucho donde elegir. No tenían nada que ver con las que hoy visten hasta los equipos más modestos. Incluso, las de mayor calidad, no contaban con protectores para los tobillos ni para la planta del pie, con las cámaras de aire que amortiguan los impactos tan característicos del baloncesto, ligeras, resistentes y flexibles. Tampoco había variedad de diseños y la Ergonomía era una ciencia desconocida para aquel calzado. Lo más común y asequible eran las J´Hayber, Kelme, John Smith y, con algo más de trabajo o ahorro, las Adidas. Tener unas All Star americanas era un privilegio que, casi nadie, podía concederse y las Nike eran desconocidas por estos lares.
Con respecto a los balones, disponíamos de otros más modernos que los que teníamos que remendar nosotras mismas en la etapa escolar. Ya eran de materiales más parecidos a los de hoy, aunque todos iguales, de color naranja oscuro y con suaves puntos en relieve para que se adhirieran a la piel de las manos. De su custodia y conservación, se encargaba el entrenador y sólo contábamos con dos o tres para el entrenamiento diario. El que se usaba para los partidos jugados en casa, se guardaba como oro en paño.
Cuando comenzó la competición y teníamos que trasladarnos a otras localidades, como La Orotava o Icod de los Vinos, lo hacíamos en los coches del entrenador, de Angelita y de algunos familiares y amigos que acudían a nuestros partidos como los más fieles fans.
Después de este relato, queda justificado el porqué del afrancesado título del post: puras amateurs, puras aficionadas al deporte de nuestros amores. No sólo no recibimos nunca un duro por hacerlo, sino que muchos pusimos de los nuestros, para seguir practicándolo. Práctica que hicimos con toda la entrega y dedicación de que fuimos capaces. El hecho de aprender a jugar cada vez mejor, ganar partidos, viajar de vez en cuando y alcanzar títulos, nos compensaba con creces.

2 comentarios:

  1. Sí, señor. eso es afición y lo demás es bobería. La verdad es que los que seguíamos a los equipos no veíamos esa trastienda (¿remendando balones?), sino los momentos gloriosos de los encestes. ¡Qué tiempos! O, como dice la canción, "lindo haberlo vivido pa poderlo contar". Un abrazo.

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  2. Muchas gracias, querida Jane, por tu comentario. Me hizo mucha ilusión verlo, porque es el primero que recibo. Efectivamente, la letra de la canción responde a mis intenciones: Contar lo vivido, dentro y, sobre todo, fuera de las canchas.
    Muchas gracias, también, por mencionar este modesto blog en tu magnífico post, dedicado a "Una canasta gloriosa". Te lo agradezco mucho. Un beso.

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