martes, 10 de noviembre de 2009

El regreso


Aunque la natación fuera el deporte al que me dediqué después de terminar el Bachillerato, siempre procuré no perder el contacto con las compañeras del equipo de baloncesto del Colegio. Su entrenador era Juan José Rodríguez Pinto (q.e.p.d.). Lo conocí en esa época y supo que mi deseo era seguir jugando a baloncesto de una manera formal. Un día me dijo que su amigo y también entrenador, Jerónimo Foronda, estaba buscando un par de jugadoras para el conjunto que en esa temporada que acababa, la de 1965-66, había sido el flamante Campeón de España, el Mª Auxiliadora. Dos o tres componentes del mismo querían retirarse y había que sustituirlas para la temporada siguiente. Me pidió que le acompañara a hablar con Foronda, quien dijo que me recordaba porque me había visto jugar cuando formaba parte de aquel novato equipo escolar, el Dominicas B.
Según supe qué era lo que se esperaba de mí, dentro del conjunto, acepté con mucho gusto. Era todo un honor formar parte del mejor bloque del baloncesto femenino de esta tierra nuestra y de aquellos tiempos y, además, una de mis amigas y compañera del Colegio ya formaba parte de la plantilla y también me animó para que me uniera a ellos. Comencé, pues, en la temporada 66-67, a tomarme muy en serio todo lo que suponía formar parte de un grupo deportivo del nivel demostrado por el gran campeón. Como ya dije en la entrada dedicada a él, este conjunto fue pionero y modelo para las siguientes generaciones de este bello deporte, abriendo camino para que, diez años más tarde, en la temporada 75-76, otro equipo, el Asunción Krystal, tomara el relevo en el Campeonato de Canarias y, en la Fase de Ascenso correspondiente, ganara su derecho a participar en la liga de la División de Honor del baloncesto femenino español. Cuando llegue el momento, hablaré con más amplitud de este otro histórico logro.
Como recuerdo gráfico del inicio de mi andadura con el Mª Auxiliadora, sirva la imagen adjunta. Curiosa imagen, por cierto, ya que recoge el estilo de la época para hacer fotografías a grupos familiares. Quizá, el hecho de que las jugadoras no estuviéramos equipadas con el traje de faena deportiva, inspiró al fotógrafo para que posáramos como una familia numerosa. No anduvo lejos, porque esa era la pretensión del entrenador y, con el paso del tiempo, yo sentí que lo íbamos consiguiendo.
En la peculiar foto aparecemos Juany Fumero, Asunción Guerra, Ángeles García, Fefa Villalobos, Mary Pily Hernández, Charo Borges, Conchy Ramírez, Clarita Pérez y Elena Menéndez. Nos acompañan el entrenador, Jerónimo Foronda, y el Delegado del equipo, D. Antonio Nóbrega, ya mencionado en anteriores entradas, por sus funciones como Secretario de la Federación de Baloncesto.
Así pues, a partir del verano de 1966, me eché a la espalda varias responsabilidades: consolidar mis estudios con el segundo año de sorprendida y entusiasta permanencia, recuperar mi vocación baloncestística al más alto nivel y buscar una cierta independencia, a través de trabajos esporádicos, que compaginaba con las dos actividades anteriores.
Pero… éstas serán historias para próximos encuentros.

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