lunes, 31 de mayo de 2010

Como Medina Santa Teresa

La temporada 73-74 terminó con un balance bastante negativo para aquel grupo humano, aficionado y practicante del baloncesto, que, durante muchos años, formó un equipo con diferentes nombres. Fue campeón imbatido de Canarias desde el año 1966 hasta el 1973. Primero como el Mª Auxiliadora que sucedió al que fuera Campeón de España de la 2ª División Nacional, en la temporada 65-66. Después, como DISA Disbón y, por último, como OM. Con el patrocinio de estas siglas automovilísticas, se mantuvo desde el 69 hasta el 74 y fue antes de comenzar la 74-75, cuando esta empresa declinó su continuidad con nosotros.
Para esta decisión, seguramente, coincidieron dos factores. Del primero fuimos únicos responsables y fue el relativo a los malos resultados que, poco a poco, estábamos teniendo. El segundo, ajeno a nuestra acción directa, pudo ser el de la crisis que llegó a este país como consecuencia de una enorme y dura subida del precio del barril del petróleo, impuesta por la OPEP (Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo, más Egipto y Siria). Estas naciones acordaron no exportar más petróleo a los países que habían respaldado a Israel en su enfrentamiento con sirios y egipcios. Esta medida incluyó a Estados Unidos y a sus aliados de Europa Occidental, entre los que estaba España. El aumento del precio, unido a la gran dependencia que tenía el mundo industrializado del petróleo de la OPEP, provocó un fuerte efecto inflacionista y una reducción importante de la actividad económica de los países afectados.
Creo recordar que las jugadoras, al menos, nunca supimos todos los motivos por los que la OM dejó de patrocinarnos. Mucho tiempo después y con la perspectiva que va dando el paso del tiempo y los conocimientos que se van adquiriendo, llegamos a la conclusión de que algo debió de influir, también, aquella crisis petrolera del 74.
La pérdida de aquella tutela comercial supuso para nosotros la apertura de un panorama bien negro y algunos de nuestras “pesos pesados” optaron por retirarse de la actividad deportiva. Fue el caso de las hermanas Hernández Gutiérrez, Mary Pily y Mª Reyes. La primera, porque se casaba y la segunda, porque su carrera de Medicina avanzaba y los estudios le exigían, cada vez, más dedicación. El resto de veteranas, constituido por Ángeles, Marta, Vicky, Mary Carmen, Charo y Elena, se pronunció por seguir jugando, si se encontraba alguna institución o empresa que quisiera darles su nombre.
Jerónimo, como siempre que nos vimos en situaciones parecidas, tocó en todas las puertas posibles, pero la sombra de la comentada crisis impidió contar con ningún respaldo empresarial. En última instancia, pidió ayuda a la Sección Femenina, a pesar de que, en su día, este organismo del extinto régimen franquista, denunció a dos de las antiguas componentes del legendario Mª Auxiliadora que el formó y entrenó, de rebeldes y de falsificadoras de sus edades, ante la Federación de Baloncesto. Denuncia, por cierto, totalmente infundada y que dejó exentas de sanción alguna a las jugadoras. A aquella mala experiencia con la citada Sección, Jeromo antepuso el deseo de sus pupilas, de continuar jugando. Habló con Cecilia Hernández, coordinadora de todos los conjuntos Medina que existían en Canarias y dependían de la Sección, y llegaron a un acuerdo.
Ese acuerdo se materializó en la formación de un nuevo Medina Santa Teresa con cinco de las seis componentes del desaparecido OM y cinco del Santa Teresa originario y que ya había participado en ligas anteriores. Éstas últimas fueron Juany Hernández, C. Delia García Farráiz, M. Carmen González, M. Carmen Sánchez y Nelva Estévez. En algunos partidos puntuales, las junior de ambos conjuntos iniciales, también formaron parte de las alineaciones. Con el resto de integrantes, más Elena Agulló como importante refuerzo, se organizó otro grupo para la competición, el Medina Chaxiraxi.
En esta temporada, la Federación Nacional reestructuró las categorías femeninas y Canarias fue incluida en una 2ª División. Se formaron doce equipos, de los que siete eran Medinas. Esa demostración de poderío en la participación de conjuntos deportivos, debió de ser la muestra de los últimos estertores de un régimen dictatorial que ya agonizaba, después de casi cuarenta años imperando, y a nosotras, que queríamos seguir jugando a toda costa, no nos quedó más remedio que formar parte de esos estertores. En aquel momento, debimos aplicar esa máxima filosófica de que “El fin justifica los medios”.
Visto con la mirada de quien madura con el paso de los años, hay que agradecer la disposición que la representante de la Sección Femenina mostró siempre para negociar nuestra participación. Cecilia era una persona muy discreta y equilibrada, pionera en la práctica de varios deportes y muy experimentada, que supo unir, con su inteligencia y mano izquierda, lo que le convenía a la organización que representaba y lo que nos convenía a nosotros. Fue, además, Delegada del equipo y siempre la recordaré con su engañosa apariencia de mujer seria y distante, pero que, a medida que nos fuimos conociendo, resultó ser muy cercana, detallista y entrañable. No sé qué ha sido de ella, si vive o se ha ido ya para siempre. Para mí, ha sido de esas personas con las que me gustaría volver a encontrarme para, juntas, recuperar aquellos tiempos en una buena charla.
Una sola foto ilustra esta crónica, la que recoge a aquel renovado Medina Santa Teresa, aunque faltan en ella la Delegada, Cecilia, y Mary Carmen González. Además de las del OM, en la fila superior, junto a Jeromo está M. Carmen Sánchez y en la de abajo, de izquierda a derecha, Juany Hernández, C.Delia García y Nelva Estévez. La imagen en blanco y negro impide saber los colores del equipaje y describirlo ayudará a imaginarlo. Consistía en una camiseta tipo polo, de color amarillo naranja, muy alegre, y falda corta tableada, escocesa y de colores rojo, verde, blanco y negro en el dibujo de sus líneas y cuadros. También dispusimos de camisetas rojas y blancas. El chandall era verde oscuro con doble cinta blanca a lo largo de las mangas de la chaqueta y las piernas del pantalón.
En otra entrada, completaré los avatares de esta nueva experiencia con nuevo nombre. Queda mucho por contar, porque se pasó de la posibilidad de desaparecer para la competición a ser, otra vez, serias aspirantes al campeonato regional. Pero, como les digo, continuaré próximamente…

jueves, 20 de mayo de 2010

Frases y deportistas

En el post de este mismo blog, titulado Nuevas entrenadoras y publicado el 15 de Abril, el periodista especializado en baloncesto, D. Agustín Arias, tuvo la amabilidad de entrar en él para ofrecerme, en el espacio de los comentarios, unas frases que formaban parte de una amplia documentación que le había regalado Antonia Gimeno, entrenadora del glorioso Tenerife Krystal que ascendió a la Primera División Femenina en la temporada 75-76. Esa documentación la tituló: “C.B Asunción Fanta- Tenerife Krystal 1972-1982” y se la dedicó al periodista, en Julio de 1983. La misma información también aparece publicada por el Sr. Arias en su blog, Basketmanía, el mismo día 23.
Mientras las leía, me vino a la memoria un pequeño artículo que el experto en boxeo, D. Antonio Salgado, escribió en las vísperas de la elección de los Mejores Deportistas de nuestra provincia, en la temporada 71-72, y que fue publicado en el desaparecido diario La Tarde, el 23 de Noviembre de 1972. Enseguida, me puse a la tarea de rebuscar entre mis amarillentos recortes de periódico, y di con el citado articulito. En él se muestra, no una serie de frases, pero sí un listado de las que el Sr. Salgado consideraba que debían ser las cualidades de un buen deportista que pudiera ser elegido como el mejor de su tierra. Paso a detallárselas:

1.- Ser amateur, en el sentido más puro de la palabra.
2.- No es imprescindible ser campeón, pero sí figura.
3.- Destacar sobre los demás, preferiblemente en ámbitos nacionales e internacionales.
4.- Ser modesto, noble, pundonoroso; nunca altivo.
5.- De conducta y moral, intachables.
6.- Respetará siempre al rival, vencido o vencedor.
7.- Encajará, con entereza, los reveses.
8.- Su emblema: entrega total.
9.- Su binomio: moralidad y dedicación plenas.
10.- Su ilusión: ser querido y respetado por todos.
Leídas con la perspectiva que da la distancia de casi cuarenta años y, a la vez, regresando a aquellas épocas con ayuda de la máquina del tiempo, llego a la convicción de que lo que D. Antonio establecía como su personal decálogo del mejor deportista, sigue siendo muy válido actualmente, aunque con la salvedad del amateurismo que se exigía entonces y hoy en día, no. Amateurismo, por otra parte, que, en honor a la verdad, es el que debe ser inherente a la definición y condición de deportista puro.
Lo que pasa es que la competencia actual es tan grande, que quienes quieran hacerse con un palmarés que les permita estar en las mismas condiciones que el resto de los que aspiran a la misma distinción, tienen que “profesionalizar” su dedicación y vivir, en cuerpo y alma, para el deporte en el que se especializan. Hoy, es inconcebible la comparación entre un deportista amateur (que son una gran minoría), y uno profesional. Este último, hace de la práctica deportiva su medio laboral por un período de tiempo más o menos largo. Dependerá de las características del propio deporte que se ejercita y de si se perpetúa convirtiéndose en preparador físico, entrenador, asistente, director técnico, etc. Incluso, como cronista, comentarista o periodista deportivo en cualquier medio de comunicación de masas.
En mis tiempos, sólo unos pocos entrenadores y unos cuantos jugadores de fútbol y de baloncesto percibían una cantidad por fichar y una especie de sueldo del que era imposible vivir, por lo menos, en estas islas. Todos lo compaginaban con los estudios, con una profesión o con un oficio. Los que querían hacer de su deporte un medio de vida, tenían que emigrar a tierras lejanas y arriesgarse a que la aventura saliera bien. El dinero que recibían era por su ficha y no, precisamente, con cantidades astronómicas como las que ahora se acostumbran. Tampoco existía el estilo de patrocinio comercial que hoy conocemos y por el que los clubs y los jugadores reciben jugosas cifras. Mucho menos, derechos de imagen o exclusivas campañas publicitarias que cubren, de por vida, a quienes saben aprovecharlas y administrarlas prudentemente. Cuando el Náutico masculino logró el ascenso a la 1ª División, lo hizo con jugadores de la tierra y algún peninsular que ya vivía aquí y, con ellos, se mantuvo la categoría en las primeras temporadas. Si se era varón, estas eran las posibilidades para dejar el amateurismo.
En el apartado femenino, era impensable en estas tierras que una mujer viviera de la práctica de un deporte. Sólo podría decirse que lo hacían las que se dedicaban a la enseñanza de la Educación Física o de la Gimnasia, como se le llamaba entonces. Generalmente, eran monitoras formadas por la Sección Femenina para que desarrollaran esta función en colegios e institutos de la época.
Algunas jugadoras de nuestros campeones participantes en las fases finales, como el Mª Auxiliadora o el OM, recibieron ofertas de equipos madrileños o catalanes. Son los casos de Ángeles García, Conchy Ramírez o Charo Borges. Incluso, a esta última, un equipo profesional femenino que patrocinaba la marca de coches SEAT y que se estaba organizando entonces, le hizo una oferta para trasladarse a la Península y jugar con ellos. La jugadora la denegó, sobre todo, porque fue advertida de lo poco fiable que era aquel proyecto. El resto de los clubs interesados, como el C.R.E.F.F, Picadero o Mataró no tenían recursos para mantener jugadoras procedentes de otras latitudes y sólo ofrecían, si se era estudiante, facilitar el acceso a la Facultad de cada una y conseguir alojamiento en Colegios Mayores. Ninguna de estas compañeras quiso dejar su equipo, no sólo porque las condiciones no eran suficientes, sino porque ya estaban muy arraigadas en su tierra y les costaba alejarse de sus familias y amigos.
Hoy en día, la movilidad de jugadoras nacionales y extranjeras, en cualquier modalidad, es moneda corriente. La mentalidad de la mujer deportista ha cambiado mucho y los equipos se refuerzan con fichajes que incluyen la estancia y manutención de las que se pretenden y los clubs, generalmente, pueden afrontar el coste económico que ello supone.
Es evidente que el concepto de deportista ha cambiado radicalmente, porque los tiempos y la sociedad que conformamos todos, también han cambiado del mismo modo. Hoy tenemos exceso de mercantilismo. Todo se compra y todo se vende. Nada se hace a cambio de nada. El mundo del deporte no iba a ser una excepción y lo han convertido, además, en un gran negocio. Negocio, por cierto, que mueve masas e intereses y también genera puestos de trabajo.
Todos estos hechos y las reflexiones consiguientes, me devuelven al origen de esta entrada: las diez cualidades que debe poseer el Mejor Deportista. Si analizamos bien todo el decálogo y lo convertimos en un “heptálogo”, ignorando las tres primeras condiciones, se llega a la conclusión de que todas y cada una de las siete virtudes restantes son las que, como ser humano, debe demostrar, en todo momento, cualquier deportista amateur o profesional. Ese listado vertical, en una redacción horizontal, quedaría de este modo:
Un buen deportista debe ser modesto, noble, pundonoroso; nunca altivo. De conducta y moral, intachables. Respetará siempre al rival, vencido o vencedor. Encajará, con entereza, los reveses. Su emblema, entrega total. Su binomio, moralidad y dedicación plenas y su ilusión, ser querido y respetado por todos.Lo vuelvo a leer y no puedo evitar asociarlo a muchas de mis compañeras. Sobre todo, a aquellas con las que más tiempo conviví y de las que mucho he aprendido. Supongo que esas serían las razones que avalaron que, allá donde fuéramos, se nos concediera el Trofeo a la Deportividad y la Corrección. Entonces y ahora, todas ellas demostraron y siguen demostrando esas virtudes. Dentro y fuera de las canchas.
Las fotografías que ilustran esta entrada corresponden a dos formaciones del OM. Una, realizada en la desaparecida cancha de la Ciudad Juvenil de la O.J.E., antes de uno de los partidos de la temporada 70-71 y la otra, en el descanso de un entrenamiento celebrado en las instalaciones del Real Club Náutico, en la 71-72.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Termina la era OM

Finales del verano de 1973. Un par de semanas de preparación física y contacto con el balón, para cerrar unas merecidas vacaciones. Mes de Septiembre. Urbanización Santa Ana, frente al complejo de Ten-Bel, en el Sur de Tenerife. Allí comenzó nuestro trabajo competitivo para estrenar la nueva temporada. Y lo anecdótico es que fue de nosotras contra nosotras. Me explico. Un sexteto OM “A” y un quinteto OM “B”.
La organización empresarial Costavío S.L., para inaugurar una cancha polideportiva que había construido dentro de su territorio turístico y celebrar la reciente apertura de la Autovía del Sur, organizó el I Trofeo Costa del Silencio, nombre que se da a toda esa gran zona sureña. Para ello, invitaron a nuestro equipo, a una selección masculina de Tenerife reforzada por algunos jugadores de aquel glorioso Náutico de la Primera División Nacional y al resto de componentes de ese mismo equipo. El OM ganador fue el “A”, integrado por Vicky Rancel, Ángeles García, Mary Carmen Gutiérrez, Elena Agulló, Consuelo Gómez Reñasco (“Puchy” para los amigos) y Elena Borges, hermana de Charo y una de las tres junior que pertenecían al grupo. En los varones, el trofeo lo consiguió la Selección tinerfeña.
En esta temporada, fueron bajas en nuestro conjunto Conchy Ramírez y Antonia Gimeno, que ficharon como jugadoras y entrenadoras del Fanta Asunción, equipo debutante en la Liga. Como Delegado, contaron con D. Kenan, padre de Conchy. Fueron suplidas por dos de nuestras junior: Ana Lidia Batista y “Puchy” Gómez Reñasco, ya mencionada antes. Para los que no lo sepan, esta última compañera es la madre de nuestro NBA, Sergio Rodríguez, y está claro de dónde le viene la casta al muchacho… Las dos procedían de la cantera dominica, al igual que algunas de sus veteranas antecesoras.
Por enésimo año, el factor cancha volvió a ser el problema de los inicios. Anduvimos de prestado en la pista del Palais Royal, antiguo mercado de Santa Cruz construido en 1851 y en 1992 reconvertido en la Sala de Arte La Recova que conocemos hoy. También, en alguna ocasión puntual, en las instalaciones del Náutico y, por fin, en la del Hogar Escuela, volviendo de nuevo a nuestros orígenes, cual hijo pródigo que retorna a su casa de siempre. Es de justicia hacer un homenaje, desde aquí, a la orden religiosa salesiana, propietaria del lugar, por la buena disposición que siempre tuvo para acogernos cuando lo necesitamos. Ese gusto por ayudar y apoyar al baloncesto femenino lo han demostrado a lo largo del tiempo. No en balde, tiene la Escuela de Baloncesto Hogar Escuela-Cajacanarias, de larga trayectoria ya y que garantiza una importante cantera para nutrir a los estupendos equipos escolares y federados que poseen en distintas categorías.
La competición oficial comenzó con la celebración del Trofeo Antonia Camacho, una especie de Copa Apertura que ganamos en el partido final al Medina Santa Teresa, por 68 a 21. Una semana después, empezó la liga provincial con seis equipos participantes: Medina Santa Cruz, Medina Santa Teresa, Fanta Asunción y el nuestro, por la capital; Ucanca Gómez Baeza, por el Puerto de la Cruz, y el Medina de la Victoria de Acentejo.
Por primera vez y después de una hegemonía de ocho temporadas como campeonas del torneo, dejamos de serlo en esta ocasión. El conjunto que se estrenaba en la categoría, el Fanta Asunción de Antonia y Conchy, fue el único que nos ganó y lo hizo en los dos encuentros programados. El primero tuvo lugar en su cancha, con un resultado de 36 a 25, ¡once puntos de diferencia!. La mayor altura de muchas de sus jugadoras y la fuerza de un grupo muy joven, le pudieron a la experiencia y la veteranía que, además, no contó con su jugadora más alta y excelente defensora, Vicky Rancel, lesionada días antes. La segunda derrota, en la pista del Hogar Escuela, fue aún más decepcionante, porque estábamos todas y era nuestro feudo. El Fanta venció por 37 a 39, después de una segunda parte muy eficaz, en la que enjugaron los diez puntos que tenían en contra al final del primer tiempo. No sólo no superamos la renta de los puntos que tenían a su favor, sino que le aportamos dos más.
En la Liga regional, también ganaron los dos encuentros con el líder de la otra provincia, proclamándose campeonas invictas del Archipiélago y, como consecuencia, el derecho a participar en la Fase Nacional, celebrada en Madrid. Si la proeza del Fanta Asunción se hubiera producido en la actualidad, los medios de comunicación especializados le hubieran dado el título de Equipo Revelación de la temporada.
Por contra, había llegado nuestro ocaso y el momento del relevo. Lo ocurrido fue un serio aviso que llevó a replantearnos el futuro de nuestro conjunto. La continuidad para la temporada 74-75 era un dilema que estaba por despejar y que les contaré en una próxima entrada.
En las fotos de hoy, se muestra al OM “A” y “B”, en el Trofeo Costa del Silencio; al Fanta Asunción que nos ganó y dos momentos de juego de cada uno de los partidos en los que fuimos derrotadas por este equipo.

domingo, 2 de mayo de 2010

Crónica casi rosa



A todas éstas, en mi afán de no perder el hilo conductor de las temporadas, he pasado por alto las situaciones personales que iban cambiando, en muchos de nosotros, y que también formaron parte de nuestra deportiva vida. Así pues, me van a permitir entrar en los aspectos meramente humanos de quienes dedicamos tanto tiempo a prepararnos para ser buenos practicantes de baloncesto y, al mismo tiempo, desarrollar nuestras facetas más desconocidas. 
En el año 70, Conchy Ramírez acabó sus estudios en Historia, formando parte de la II Promoción de Licenciados en esta especialidad, de la Universidad de La Laguna y, según acabó, comenzó su trayectoria como profesora, en la Academia Rodríguez Campos, en aquel entonces situada cerca de la Plaza de los Patos y ya desaparecida. Hoy continúa su excelente labor profesional en la actual Escuelas Pías.
El año 71 fue un año especial y lleno de acontecimientos. Ángeles Domínguez, Angelita para nosotros y una de las cuatro gloriosas componentes del campeonísimo Mª Auxiliadora, que se mantuvieron en activo unas cuantas temporadas más, se despidió de las canchas en la Fase Final celebrada en Cáceres. Se casaba con Carlos, aunque no se alejó del todo porque nos acompañó en muchos desplazamientos posteriores, junto con su marido. En la actualidad, goza de su jubilación anticipada como empleada de mucha categoría y muchísimos años, en Telefónica. También contrajeron matrimonio Ángeles y Jeromo y meses más tarde vino al mundo, Jerónimo II, Jeromín para toda la familia cestista, el primero de sus cuatro hijos. Ellos sí que no abandonaron el baloncesto. Todo lo contrario. Lo vivieron hasta dentro de casa, día y noche. Me los imagino atendiendo a sus críos y, al mismo tiempo, cambiando impresiones sobre "qué táctica sería la mejor para el partido del próximo sábado o si sería más conveniente empezar la defensa con una zona 1-3-1 o un marcaje individual…" Eso sí que era un gran amor al baloncesto.
De las que seguían estudiando, fue Charo la que obtuvo su título en Bellas Artes en este período y, como Conchy y Ángeles, que ya daba clases en el Colegio de la Asunción, desde 1966, también entró en la difícil y bonita tarea de la Enseñanza, en el Instituto Mixto de Bachillerato, de aquel entonces. Actualmente, después de casi cuarenta años en las aulas de Dibujo, disfruta de un retiro profesional adelantado, voluntario y bien ganado.
Mª Reyes y Pilar Juan, veteranas más jóvenes, continuaban con su exigente y larga carrera y hoy son dos competentes expertas de la Medicina: ginecóloga y neuróloga, respectivamente.
También en estos años creció la familia deportiva del OM en forma de nuevos fichajes con media naranja e hijos, incluidos. Son los casos de Marta, con Tino y sus hijas Martita y Patricia, en la temporada 70-71, y Mary Carmen, con Arturo y sus niños Juanjo y Natalia, en la 72-73. También desde la 70-71, con Andrea, llegó Jose, su esposo.
Ángeles, en sus embarazos, estuvo entrenando y jugando durante los tres o cuatro primeros meses. En un deporte de equipos, esto conllevaba un alto grado de riesgo, pero la afición y vocación que ella sentía eran tan desmedidas que no cejaba en su afán de cumplir con su papel de componente importante del conjunto. Hoy, cuando recordamos estas historias, reconoce que fue una osada y que tuvo una gran suerte al no haber tenido ninguna complicación. Está claro que el ímpetu y la inconsciencia juveniles nos hacen creer que podemos con todo…
En 1973, llegó el segundo de los Foronda García. En esta ocasión, una niña que, como su hermano con el del papá, perpetuó el nombre de su madre y contamos con una Angelita más.
La descendencia la completaron con José Domingo y Lucía, años más tarde.
En 1975, Mary Pily Hernández, nuestra gran capitana de siempre, fue la que dijo adiós al baloncesto para casarse con Jose, hermano de Marta, y dedicarse a su nueva vida, compaginándola con su trabajo de administrativa. Hoy, continúa con esas labores.

Las fotografías para esta ocasión, las he agrupado por sagas familiares. Las primeras corresponden a los Foronda García, donde se muestra a Ángeles en su segundo embarazo; la pareja con su pequeña en casa; algunas jugadoras del equipo brindando por la niña y los dos mayores, ya con uno y dos añitos, vestidos con el equipaje del OM. La segunda es la de Marta y Tino, apareciendo en una de ellas la mamá con la hija mayor y, en la otra, el papá junto a los recién casados, Angelita y Carlos. El tercer grupo es el de los Escuder Gutiérrez de Salamanca, con Mary Carmen y Arturo, y Juan José y Natalia, sus hijos mayores, cuando asistían a algunos de nuestros partidos. Por último, Mary Pily y Jose, en su época de novios y próximos a casarse.
Como pueden ver, vidas tan normales como las del resto de los humanos, pero con una particularidad: a todos nos unió siempre, y nos sigue uniendo, la gran pasión que sentimos por el baloncesto y por lo que éste significó para cada uno.
Aprovecho la fecha en la que cuelgo esta entrada, para felicitar a todas estas mamás y a las que lo fueron más tarde, deseándoles que este Día de la Madre, lo sea todos los días de sus vidas.