Hoy, 19 de Agosto de 2010, a las 23’57 h., hará exactamente un año que puse en marcha este blog. Me cuesta creer que hayan pasado 365 días y que, con ésta, sean 40 las entradas que he publicado. Sobre todo, porque tengo la impresión de que ese tiempo ha sido mucho más corto y, por lo tanto, me parece imposible que haya podido escribir esa cantidad de entradas. Nunca pensé que unas memorias deportivas, aunque sean de casi veinte años, pudieran ocupar todo ese espacio, lo cual quiere decir que me he dejado muy poco en el tintero de los recuerdos. Y aún quedan por rescatar dos intensas temporadas más…
Desde hace bastantes años, me rondaban el corazón y la cabeza, la idea y la ilusión de poder contar, algún día y en algún lugar, todo aquello de lo que fui testigo directo y, en ocasiones, protagonista, durante tanto tiempo de dedicación, casi profesional, a uno de los deportes de mis amores. Sentía la necesidad de compartirlo con aquellos que, en su momento, formaron parte de esas historias y también de quienes pudieron acompañarnos en los buenos y en los malos tragos, en las victorias y en las derrotas. En definitiva, con aquellos fieles seguidores que nunca nos abandonaron. Igualmente, creía que era de justicia dar a conocer a las jóvenes generaciones que hoy puedan interesarse por los orígenes de una parte del baloncesto femenino que se practicó por estos rincones isleños, la vida y obras de un grupo de personas pionero, en muchos aspectos, de ese deporte. Sabía que para llevar a cabo aquella idea era necesario disponer de dos factores esenciales: el tiempo para hacerlo y el medio para contarlo. El primero de ellos llegó con mi retirada de la actividad laboral. Después de más de cuarenta años dedicados a una exigente profesión como es la de la Enseñanza, no dispuse nunca de las horas requeridas para sacar adelante esta ilusión. Hoy, liberada de la preparación de material para las clases, de numerosas y, a veces, interminables correcciones, de elaboración de informes, de asistencias a reuniones y cursos de formación fuera del horario puramente escolar… he podido investigar y recopilar, no con todo el tiempo que quisiera, pero sí con algún sosiego, lo que les he podido contar y mostrar, a través de los 40 post escritos y de las 104 imágenes que los complementan.
El segundo factor, el del medio para publicarlo, lo resolví con el mejor posible: esta gran Red de comunicación universal. Potente, rápida y abierta a todo aquel que quiera acceder a ella. Sin duda, tenía que ser, éste, el vehículo de transmisión de todo lo que podía relatarles, si quería compartirlo de manera inmediata y con el mayor número de participantes posible.
No sé si estas historias las siguen muchos lectores y si tienen algún interés para determinadas personas, pero, mediado Abril, con gran sorpresa por mi parte, el especialista en baloncesto del periódico El Día, D. Agustín Arias, añadió un comentario a mi entrada de entonces en el que decía haber recomendado, en el citado diario, este blog. No sólo tuvo este detalle sino que, en varias ocasiones, ha reproducido algunas de mis entradas y eso ha hecho que, a través de los comentarios incorporados a esos posts, haya comprobado que sí, que estos relatos se leen.
Esos comentarios, unidos a los que he recibido aquí, me han descubierto que para antiguas compañeras y para amigos amantes del baloncesto, este blog les ayuda a revivir momentos, a veces, olvidados. Esos pronunciamientos los agradecí, en cuanto pude, y vuelvo a hacerlo ahora. Son reconfortantes y me alegra mucho recibirlos. De igual modo, quiero agradecerle encarecidamente, al Sr. Arias, la parte de “culpabilidad” que tiene, en esto de difundir lo que yo, de una forma sencilla y modesta, pretendo.
Dicen que quien abre un blog en este gran escaparate que es Internet, suele encubrir un cierto exhibicionismo y una personalidad algo narcisista. Yo discrepo de esa aseveración, cuando la autoría se hace bajo un pseudónimo, como ha sido en mi caso, hasta el 28 de Julio pasado, y lo es en otros muchos blogueros. Quizá, y muy a mi pesar, a partir de esa fecha, sí me haya convertido en una exhibicionista más. Por imperativos del relato, me vi obligada a desvelar una identidad que, hasta entonces, había procurado mantener en el anonimato. Por ejemplo, podía haberles explicado que, a partir de esa fecha, le pasaba los trastos de faena a mi compañera, Charo Borges, para que ella continuara las experiencias y los datos de sus temporadas con el Tenerife Krystal. No duden de que la idea me tentó unos segundos, pero el estilo en la redacción iba a ser muy difícil cambiarlo. Seguro que más de uno de los que están siguiendo estas narraciones, se iban a dar cuenta del engaño, lo cual no me parecía lo más apropiado en nombre del respeto que les debo.
También reitero mi agradecimiento a todas aquellas compañeras con las que pude contrastar algunos detalles de esos relatos y anticipo mis gracias a las que, en esta etapa final dedicada al Tenerife Krystal, me auxilien en lo mismo. Sin su ayuda, probablemente, las historias estarían más sujetas a datos estadísticos que las harían más frías, menos humanas.
Desde este rincón, lleno de viejos y amarillentos recortes de prensa, un montón de cálidas fotografías en blanco y negro, otras pocas en color y muchos, muchos y vivos recuerdos, vuelvo a agradecer a todos, la amabilidad que han mostrado, durante todo un año, acercándose a él, de vez en cuando, para saber cómo continuaba el siguiente capítulo de este serial “internético” que comenzó, allá por Agosto de 2009. A todos, de nuevo, un millón de gracias.
Desde hace bastantes años, me rondaban el corazón y la cabeza, la idea y la ilusión de poder contar, algún día y en algún lugar, todo aquello de lo que fui testigo directo y, en ocasiones, protagonista, durante tanto tiempo de dedicación, casi profesional, a uno de los deportes de mis amores. Sentía la necesidad de compartirlo con aquellos que, en su momento, formaron parte de esas historias y también de quienes pudieron acompañarnos en los buenos y en los malos tragos, en las victorias y en las derrotas. En definitiva, con aquellos fieles seguidores que nunca nos abandonaron. Igualmente, creía que era de justicia dar a conocer a las jóvenes generaciones que hoy puedan interesarse por los orígenes de una parte del baloncesto femenino que se practicó por estos rincones isleños, la vida y obras de un grupo de personas pionero, en muchos aspectos, de ese deporte. Sabía que para llevar a cabo aquella idea era necesario disponer de dos factores esenciales: el tiempo para hacerlo y el medio para contarlo. El primero de ellos llegó con mi retirada de la actividad laboral. Después de más de cuarenta años dedicados a una exigente profesión como es la de la Enseñanza, no dispuse nunca de las horas requeridas para sacar adelante esta ilusión. Hoy, liberada de la preparación de material para las clases, de numerosas y, a veces, interminables correcciones, de elaboración de informes, de asistencias a reuniones y cursos de formación fuera del horario puramente escolar… he podido investigar y recopilar, no con todo el tiempo que quisiera, pero sí con algún sosiego, lo que les he podido contar y mostrar, a través de los 40 post escritos y de las 104 imágenes que los complementan.
El segundo factor, el del medio para publicarlo, lo resolví con el mejor posible: esta gran Red de comunicación universal. Potente, rápida y abierta a todo aquel que quiera acceder a ella. Sin duda, tenía que ser, éste, el vehículo de transmisión de todo lo que podía relatarles, si quería compartirlo de manera inmediata y con el mayor número de participantes posible.
No sé si estas historias las siguen muchos lectores y si tienen algún interés para determinadas personas, pero, mediado Abril, con gran sorpresa por mi parte, el especialista en baloncesto del periódico El Día, D. Agustín Arias, añadió un comentario a mi entrada de entonces en el que decía haber recomendado, en el citado diario, este blog. No sólo tuvo este detalle sino que, en varias ocasiones, ha reproducido algunas de mis entradas y eso ha hecho que, a través de los comentarios incorporados a esos posts, haya comprobado que sí, que estos relatos se leen.
Esos comentarios, unidos a los que he recibido aquí, me han descubierto que para antiguas compañeras y para amigos amantes del baloncesto, este blog les ayuda a revivir momentos, a veces, olvidados. Esos pronunciamientos los agradecí, en cuanto pude, y vuelvo a hacerlo ahora. Son reconfortantes y me alegra mucho recibirlos. De igual modo, quiero agradecerle encarecidamente, al Sr. Arias, la parte de “culpabilidad” que tiene, en esto de difundir lo que yo, de una forma sencilla y modesta, pretendo.
Dicen que quien abre un blog en este gran escaparate que es Internet, suele encubrir un cierto exhibicionismo y una personalidad algo narcisista. Yo discrepo de esa aseveración, cuando la autoría se hace bajo un pseudónimo, como ha sido en mi caso, hasta el 28 de Julio pasado, y lo es en otros muchos blogueros. Quizá, y muy a mi pesar, a partir de esa fecha, sí me haya convertido en una exhibicionista más. Por imperativos del relato, me vi obligada a desvelar una identidad que, hasta entonces, había procurado mantener en el anonimato. Por ejemplo, podía haberles explicado que, a partir de esa fecha, le pasaba los trastos de faena a mi compañera, Charo Borges, para que ella continuara las experiencias y los datos de sus temporadas con el Tenerife Krystal. No duden de que la idea me tentó unos segundos, pero el estilo en la redacción iba a ser muy difícil cambiarlo. Seguro que más de uno de los que están siguiendo estas narraciones, se iban a dar cuenta del engaño, lo cual no me parecía lo más apropiado en nombre del respeto que les debo.
También reitero mi agradecimiento a todas aquellas compañeras con las que pude contrastar algunos detalles de esos relatos y anticipo mis gracias a las que, en esta etapa final dedicada al Tenerife Krystal, me auxilien en lo mismo. Sin su ayuda, probablemente, las historias estarían más sujetas a datos estadísticos que las harían más frías, menos humanas.
Desde este rincón, lleno de viejos y amarillentos recortes de prensa, un montón de cálidas fotografías en blanco y negro, otras pocas en color y muchos, muchos y vivos recuerdos, vuelvo a agradecer a todos, la amabilidad que han mostrado, durante todo un año, acercándose a él, de vez en cuando, para saber cómo continuaba el siguiente capítulo de este serial “internético” que comenzó, allá por Agosto de 2009. A todos, de nuevo, un millón de gracias.
Estimada Septena:
ResponderEliminarSoy un asiduo lector de su blog que impaciente espera cada nueva entrada y así conocer un poco más los orígenes de esta común afición. Por casualidad y sin querer, un día llegé a su blog en el que ya estaba publicada una tercera entrada y desde entonces no he faltado a la cita semanal.
Tengo que decirle que aunque nos llevamos años de diferencia, si he podido conocer a varias personas que nombra en su blog y aunque conocía su vinculación con nuestro deporte, nunca fui conciente de su caracter pionero y ahora a toro pasado me arrepiento no haber tenido ninguna conversación para preguntar sobre sus experiencias.
Actualmente desde hace algún tiempo dedico gran parte del año y fuera de horario laboral a intentar enseñar baloncesto en un club de baloncesto femenino. En mi caso es por pura afición ya que no percibo ninguna compensación económica por ello pero en todo este tiempo he visto situaciones que una vez leídas sus entradas me siento identificado y que parece que no cambian después de 35 años de diferencia sobre todo en reconocimiento de los logros de las jugadoras, patrocinadores y demás. Por supuesto en la actualidad, hay más medios y facilidades que en su etapa deportiva.
Por todo esto que le cuento, siempre me ha inquietado saber como se las ingeniaban los clubs y las jugadoras de la época y su blog cumple a la perfección ese cometido además de enriquecerme con sus vivencias que después de un año leyendo ya era hora de felicitarla por su labor y no solo aprovecharme de ello sin darle ni tan siquiera las gracias en esta onomástica. ¡Muchas gracias y feliz aniversario bloguero!
Sin más me despido y le animo a que nos siga contando a los más jóvenes como fue la historia de nuestra mutua pasión.
Un saludo.
Estimado lector asiduo, antes que nada, muchísimas gracias por ser eso, un lector asiduo. Me alegra mucho saber que estos relatos
ResponderEliminarestán cumpliendo con uno de mis objetivos: dar a conocer a los aficionados más jóvenes, los avatares vividos por la vieja ola que practicó este deporte de nuestros amores. Aunque lo que cuento son los de grupos femeninos, me consta que se puede extrapolar a los masculinos de la época. Por lo menos, en estas tierras nuestras.
Mil gracias por su felicitación, también, y un abrazo muy cordial.